El flagelo del sicariato de a poco está tomando los barrios de Asunción y se están convirtiendo en una triste costumbre.
Marcos Ramón González (22), retornaba a su casa en el barrio Jukyty de Asunción, luego de una jornada laboral cuando fue interceptado por tres sicarios que se movilizaban en motocicleta, quienes –sin previo aviso, como caracteriza al sicariato– le dispararon. Fueron tres balazos en distintas partes del cuerpo, que dejaron al joven tendido en el piso.
Esta muerte se dio, presumen, como otra vida arrebatada por la violenta disputa entre las familias Ríos y Ledesma por el control del tráfico en la zona. Para la madre de la víctima, los sicarios son miembros de la familia Ledesma y se habrían equivocado de objetivo.
Fuentes policiales señalan que ambas familias estarían apadrinadas por Armando Javier Rotela, considerado el zar del crac, a quien se atribuye el control del tráfico de esa droga en Asunción y el Departamento Central.
Sin embargo, los vecinos señalan que la familia Ríos, originaria de la zona, es la que tiene el apoyo del clan Rotela, estructura criminal de microtráfico que causa estragos. Su líder, preso en la cárcel de Tacumbú, desde su celda maneja los hilos del tráfico.
OTRO HECHO. Ayer, en horas de la madrugada, se dieron dos casos en los barrios Santa Ana y Jukyty. Alrededor de las 01:51 horas Mirtha Noemí Lugo Jara (49), y su hijo de 16 años recibieron dos impactos de bala, sobre las calles 39 Proyectada y Pedro Juan Caballero. La mujer fue herida en el cuello y el adolescente en el muslo. Ambos fueron auxiliados y llevados a un centro asistencial.
Agentes de la Comisaría 21ª Metropolitana, que actuaron en el hecho, no descartan que tenga relación con la disputa por el control de drogas en la zona, ya que la víctima tiene antecedentes por comercialización de drogas en el 2019.
RECLUTADOS. El comisario Hugo Díaz, del Departamento de Investigación Criminal de la Policía, había manifestado a ÚH que se tienen indicios que el líder del Clan Rotela está reclutando a jóvenes para realizar el trabajo de pistoleros.
La intención del grupo criminal es formar a los sicarios para la guerra narco que se da en la zona.
El jefe policial reveló que la estructura cada vez se hace más fuerte y que cuentan con apoyo logístico. Se maneja la información de que alquilan motocicletas y armas para que se cometan los hechos.
Rotela está condenado por narcotráfico, comenzó a ejercer su influencia hasta ser conocido hoy como el pez gordo al que sigue casi el 90 por ciento de la población de la cárcel más grande del país.