José Oviedo, senador de Yo Creo, analizó la gestión del gobierno de Santiago Peña que cumplirá dos años de mandato este 15 de agosto.
En cuanto a educación, sostuvo que considerando el nivel de atraso en que se encuentra el país, construir un mejor presente y proyectar un mejor futuro se complica con el bajo nivel educativo de la población. Indicó que si bien el programa Hambre Cero en las escuelas podría aportar nutrición adecuada para los alumnos y mejorar el presentismo en las aulas, “sin transformación académica no podremos mejorar los bajos índices de conocimientos y habilidades en matemáticas, lectura y ciencias”. Destacó que los sentidos crítico y analítico les son vedados a más del 80% de la población. “En este gobierno aún no vimos indicios de mejoras en este ámbito”, acotó.
En cuanto al sistema de salud, dijo que sin duda es lo más reprochable en este Gobierno. “Los hospitales sin remedios e insumos, hospitales en mal estado, falta de personal médico suficiente”, señaló.
En cuanto a corrupción, señaló: “Paraguay sigue figurando como uno de los países más corruptos del mundo, corrupción que lleva casi G. 12 millones de millones al año, cuánta calidad de vida se podría lograr con ese dinero. En este Gobierno no hay lucha frontal contra este mal”, aseveró.
Refirió que existen altos niveles de endeudamiento. “Ya llegamos al 41% de deuda respecto al PIB, sin generar más riqueza. Los préstamos que se están tomando se empezarán a pagar dentro de cinco o seis años, se está pasando toda la carga al siguiente gobierno y cada año vamos calzando el déficit de nuestro Presupuesto General de Gastos con más préstamos, y más préstamos; le llaman créditos programáticos, y es una bola de nieve que crece cada vez más”, advirtió.
Mencionó que aproximadamente USD 400 millones por año se prestan solo para cubrir el déficit. Actualmente, el 14% del PGN está compuesto por deuda. Del PGN, USD 1.700 millones va para pagar servicios de la deuda, aproximadamente el 10% del total, de los cuales, el 30% va para pagar intereses y solo el 70% para amortizar capital. “Si esta tendencia no cambia, nuestro futuro financiero estará complicado”, expresó.
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Hidroeléctrica: “En el campo energético nos levantamos de una mesa de negociación que esperamos 50 años que se abra sobre Itaipú, no pensamos en vender a mejor precio nuestra energía y lo peor es que se espera alegremente que venga la inversión privada a cumplir el plan maestro de generación de la ANDE, que ya tiene un atraso de cuatro años”, lamentó.
También abordó la lucha contra el contrabando y dijo que es un fracaso. “Los productores campesinos no encuentran mercado para vender sus productos, ya que el contrabando inunda nuestro mercado”, indicó.
Agregó que la asistencia a los productores campesinos es casi nula por parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
También fue contundente al afirmar que “los tres poderes del Estado están sometidos a una sola persona, incluso los órganos extrapoderes, la concentración de poder y el mayoritarismo han debilitado el espíritu republicano”, reforzó.
Sostuvo que no existe un control recíproco entre los tres poderes del Estado y que ninguno de ellos mantiene plena capacidad operativa frente a los otros dos. Como ejemplo, señaló que los proyectos de ley enviados por el Poder Ejecutivo no son debidamente analizados ni ajustados para optimizar su implementación, sino que se aprueban de forma automática. Esta práctica, advirtió, ha transformado al Poder Legislativo en una extensión del Ejecutivo, debilitando su rol como pilar esencial del sistema republicano.
También alertó sobre la falta de avances en la formalización del empleo y en la ampliación de la base de aportantes al seguro social. Actualmente, el 60% de la fuerza laboral trabaja en la informalidad, sin seguro de salud ni acceso a jubilación, lo que los condenará a depender de una pensión para adultos mayores. De mantenerse esta situación, advirtió, la presión sobre el Presupuesto General de la Nación (PGN) será cada vez mayor. Cuestionó, además, que el gobierno de Peña atribuya un incremento de la formalidad y del empleo al programa Hambre Cero, calificándolo de engañoso, ya que financiar puestos de trabajo con subsidios, sin generar nueva riqueza, equivale únicamente a redistribuir impuestos.