Golpean desde robos de poca monta hasta grandes atracos, como el ocurrido en Naranjal, donde un grupo comando se llevó G. 2.800 millones. La Policía Nacional se ve rebasada por el actuar de la delincuencia.
La estrategia implementada por el Comando Institucional hasta ahora no rinde sus frutos en la dimensión que se necesita porque campea la inseguridad. Con la implementación de más agentes del Grupo Lince existía esa esperanza de que al menos los despojos a transeúntes se corten.
Pero cuando la propia Policía es la que te roba, la confianza se reduce al mínimo. Hace poco, un uniformado dejó un rato su actividad oficial para ir a robar de un local comercial del centro de Asunción. Sí, robar de un negocio del microcentro para llevar algunos artículos, pero fue descubierto obviamente con las cámaras. Así, qué se puede esperar del que te debe cuidar.
Hay que señalar que debido a la creciente inseguridad en Yaguarón y la inacción de la Policía Nacional, la Comuna decidió que la Policía Municipal salga a combatir los delitos porque los pobladores ya estaban hartos de tantos robos. El Ministerio del Interior y la Comandancia reaccionaron y desactivaron su funcionamiento, ya que no tiene competencia constitucional. Pero la desesperación ante la inseguridad motivó de forma inédita que un Municipio otorgue funciones contra los delitos a la Policía Municipal.
Las autoridades que deben cuidar de la seguridad ciudadana deben insistir más en la prevención y no solo en la parte reactiva cuando los hechos punibles ya se consumaron. Cuando se refiere a seguridad ciudadana para evitar robos y asaltos, el patrullaje por las diversas zonas, cual fuere la ciudad, es muy importante atendiendo que es una forma de persuadir a marginales a no cometer una sustracción.
Y respecto a más control en las calles, hoy es la final de la Copa Sudamericana y sí... se nota un dispositivo de seguridad en el centro de Asunción y la Costanera como también en la zona de La Nueva Olla para evitar los despojos a los hinchas y mantener el orden público.
Cuando se trata de grandes atracos, como el ocurrido en Naranjal, el trabajo de inteligencia es vital. En este caso hubo una alerta para Alto Paraná e Itapúa, tres horas antes de que se cometiera el hecho. Sin embargo, no se reaccionó y evidentemente faltó una coordinación para establecer prioridades y reforzar aquellas localidades donde existen menos estructura policial. Lo llamativo es que donde ocurrió el atraco, también tiene su oficina de inteligencia.
Y otro de los inconvenientes en la Policía Nacional es la misma complicidad de agentes con los asaltantes, cuando les hacen la vista gorda o directamente forman parte de los grupos delictivos, como ya ocurriera anteriormente. Saltaron casos en que los mismos agentes policiales lideraban gavillas. En otros, que borraban antecedentes u órdenes de captura de requeridos por la Justicia.
El Comando Institucional de la Policía Nacional tiene mucho por hacer. Tanto dentro de la institución como fuera. Por un lado, sanearla de aquellos que no se merecen vestir el uniforme, y por el otro, replantear la planificación para atacar a la delincuencia, partiendo desde la prevención.
Atendiendo a que estamos entrando en la recta final del año y que comúnmente también en esta época, a poco de las fiestas, suelen aumentar los asaltos, se deben reforzar el trabajo y la vigilancia policial.