“No vino ningún Papa en 35 años, así que me acerqué a verle”, cuenta el budista Amnat Wonganam, un funcionario estatal que concurrió con unos amigos para recibir a Francisco a su llegada a la Catedral de la Asunción, donde el Papa celebró ayer la segunda y última misa de su visita.
Casi el 95% de la población tailandesa es de religión budista y, según la constitución actual, el Estado “promoverá un buen entendimiento y armonía entre seguidores de todas las religiones”.
El Pontífice advirtió ayer a los jóvenes en Tailandia contra el “consumismo” y los peligros de la tecnología, e instó a la Iglesia católica del país, de mayoría budista, a “no tener miedo” de adaptar su discurso para llegar a más fieles.
En la víspera de su viaje rumbo a Japón, Francisco, de 82 años, dedicó a la juventud gran parte de su tercera jornada en el país asiático. “Los rápidos avances tecnológicos” pueden “dar lugar a un creciente consumismo y materialismo”, insistió ayer. Comentó, además, que las voces del mundo pueden competir por llamar la atención, pero “con el tiempo solo terminan dejando vacío”. AFP y EFE