Misiones | Vanessa Rodríguez
“En nuestro pesebre tenemos herramientas antiguas como un arado de hierro, sembradora a mano, carro de mano de hierro, forrajera antigua, rastrillo de hierro, pala, dos angu’a con abatízoca, una olla de hierro de 100 litros, corta hierro, rondana, dos máquinas de coser, brasero de hierro y dos morteritos”, detalla don Deidamio Vera, creador del pesebre.
Además menciona que uno de sus atractivos principales es un sombrero boliviano que su abuelo trajo de la guerra. “Mi abuelo Pedro Esteves, excombatiente, mató a un boliviano, guardó su sombrero, trajo y hasta ahora tenemos”, recuerda.
Deidamio comenta que del pesebre forma parte una carreta de aproximadamente 80 años que pertenecía a su abuelo y que era utilizada para traer sandías y melones de Costa Pucú para venderlos en la ciudad.
El ignaciano cuenta que el sueño de crear este pesebre con su familia nació hace siete años para rescatar parte de su historia. “En el pasado utilizaban el frente de mi casa como estacionamiento de las carretas utilizadas para la venta de productos, por eso puse la carreta para recrear esa vivencia”, dice
En el pintoresco pesebre misionero también se puede observar la obra de Ramón Aranda, artista plástico de la ciudad jesuítica de San Ignacio Guazú. A pedido de Vera, este escultor creó figuras en fibra de vidrio, casi en tamaño natural y una casita de paja. La obra forma parte del pesebre desde hace dos años.
El peculiar pesebre podrá ser admirado hasta el 6 de enero.