El sábado siguiente insistíamos en que “¡que se vayan todos!”, solamente es el pueblo el que lo puede realmente hacer.
Los votados, con pocas excepciones, nunca van a tener la honestidad para libremente renunciar. La Constitución no legisló sobre la revocación de mandato y aquello de que “es chancho de mi corral” todavía tiene demasiada fuerza y todos lo defienden.
Por eso, para “¡que se vayan todos’!”, no nos queda otra solución que no elegirlos más, pero…
El que las autoridades merecen no ser reelegidas está claro. No lo es tanto la segunda parte: que el pueblo ya no las vuelva a elegir.
Es tarea difícil. El pueblo está cada vez más empobrecido. El agobio de vivir cada día para cosas necesarias como el trabajo, la necesidad de las tres T del papa Francisco van creciendo cada vez más. Y es una tentación que los partidos políticos ya tengan la plata preparada para que los operadores compren sus votos en las elecciones del 2018.
Y el TSJE es favorable para seguir ignorando todas las transgresiones de este tipo a la ley electoral.
Por eso la tarea principal ahora es la concienciación organizada del pueblo.
Estamos seguros de que vamos a vencer en la búsqueda del nuevo Paraguay.
Una vez en la historia lo hicimos y avanzamos mucho. Tanto que se unieron los grandes poderes de fuera en la Triple Alianza para destrozarnos.
Pero sigue existiendo entre nosotros una fuerza interna, heredada de nuestros mayores que despertándose, en estos momentos difíciles de la historia, puede unirnos, organizarnos y hacer que se vayan los que ya no nos representan. Ese día, que llegará en un proceso, venceremos.