Soy Carlos Ovelar, tengo 24 años, y soy de la ciudad de Areguá. Yo vengo de una familia humilde, pero siempre mi mamá y mi papá trabajaban para poder darme lo mejor a mí y a mi hermano mayor. Logramos estudiar, ambos seguimos una carrera y fuimos condecorados como mejores alumnos en el colegio.
Mi papá se llama Sebastián Ovelar Meza y tiene 50 años, mi mamá se llama Mirian Morínigo Alcaraz y tiene 49 años. Ellos son los pilares principales de mi vida y gracias a ellos pude llegar donde estoy porque si no contás con el apoyo de tu familia es difícil salir adelante. En mi niñez fue todo muy difícil, pero me dieron todas las comodidades con sacrificio, tengo padres maravillosos.
Desde chico me apasionó la pelota y todos los deportes que tengan que ver con un balón. Cuando tenía 9 años mi papá vendía cualquier cosa para poder comprarme para mi botín de fútbol, mi guante y todo mi equipo. Puedo decir que siempre tuve el apoyo de mi familia hasta ahora, son los primeros que están en mis partidos. Es increíble la motivación que sentís cuando sabés que tus seres queridos te apoyan.
De niño comencé a jugar fútbol de campo en una escuela. Luego con el correr de los años empecé a jugar en la Sub17 en la selección de fútbol de campo de Areguá. A los 19 años practiqué fútbol de playa cuando hubo un torneo de Sub 20 y nos invitaron para jugar y con ese grupo que vinimos de fútbol de campo, seguimos siete en la liga de fútbol de playa.
Al principio me costó un poco, pero cuando se me dio la oportunidad aproveché y ya estoy hace cinco años en esta modalidad.
Estoy en el club Presidente Hayes y ganamos el título de Copa Libertadores en fútbol de playa, siendo la primera vez que el club llegó a ganar este título tan significativo. Obtuvimos la victoria de 6-5 frente a Sampaio Corrêa de Brasil.
Para mí era todo nuevo porque nunca jugué fútbol de playa, pero con el tiempo fui ganando experiencia. Hasta ahora no puedo dimensionar que ganamos y valoro mucho este triunfo.
Para mí haber ganado la Copa Libertadores es un logro más y no es un motivo para que yo sea soberbio ni nada por el estilo, simplemente se debe disfrutar el momento y trabajar para lograr más objetivos.
Antes me costaba practicar fútbol porque yo era muy joven y todos mis amigos salían, los sábados había fiestas y me invitaban y yo quería salir, pero yo sabía que al día siguiente tenía partido y entonces me contenía porque todo implica sacrificio. Mis padres siempre me decían que si yo no tenía disciplina no iba a poder ser futbolista ni llegar lejos porque jugar fútbol depende mucho del físico para el buen rendimiento.
Mis amigos me decían el famoso “no vayas a trancar, vamos a tal lugar” y yo tenía que inventar cualquier excusa para no salir y no desobedecer a mis padres porque ellos me decían las cosas por mi bien y yo respeto mucho eso.
Mi papá me educó bien, nunca fui irrespetuoso con nadie, me enseñó a ser humilde, siempre respeté a mis mayores, en la casa se aprenden los valores y hay que conservarlos. Con mi hermano crecimos con buenos ejemplos. Antes yo pensaba que mi papá era muy estricto o tenía mal carácter porque no me dejaba salir en las fiestas y me decía que debía enfocarme en el fútbol, ahora me doy cuenta de que tengo muchos amigos de mi edad que en ese tiempo solo salían y no se dedicaron a estudiar y algunos de ellos están perdidos lastimosamente. Ahora valoro muchísimo como él era con nosotros.
No creí que íbamos a ganar, cuando estábamos 4-2 arriba nos empataron, después metimos 3-5 y volvieron a empatar y en ese momento vi que estaba difícil el partido, pero seguíamos intentando y al faltar 20 segundos del alargue llegó nuestro gol victorioso, todavía no dimensionaba lo que estaba pasando. Cuando levanté la Copa lo primero que hice fue hacerle videollamada a mi papá y empecé a llorar porque mi padre también estaba llorando de la emoción. Él se sintió muy orgulloso de mi logro y yo siempre le voy a poner en primer lugar a mi familia, porque gracias a ellos soy lo que soy ahora y sin su apoyo, yo no iba a llegar lejos.
En mi barrio todos mis vecinos se fueron a un local para ver el partido y me enviaron videos y fotos y eso fue increíble, en Areguá, todos valoran nuestro equipo y nos alientan.
Nunca en mi vida imaginé alzar una Copa Libertadores, ahora el día que me muera me voy a morir feliz, porque cumplí uno de mis sueños. Ahora mi objetivo es conseguir más títulos y traer más copas para el Paraguay.
futbolista y policía
Yo tengo un hermano que tiene 26 años y es policía y él me decía que yo tenía todo lo necesario para seguir esa carrera y de a poco me empezó a gustar la idea y luego con el apoyo de mi papá empecé a estudiar para ser oficial a los 22 años.
Me decidí para ser policía porque a la par podía jugar al fútbol con este trabajo, un día me levanté y dije que iba a probar en la Policía Nacional. Tuve que abandonar un año el fútbol para poder concentrarme en la academia policial, las clases en el cuartel y en la primera vez que probé ya ingresé.
Al recibirme de policía me volvieron a llamar de la Liga de Fútbol de Playa y me dijeron que quería que participe de nuevo y, en ese momento, me fui a la Comandancia para hablar con mi jefe y le comenté que me solicitaron volver a jugar y el comandante me dijo que no había problema y realmente me apoyó, incluso me felicitó porque sigo un deporte y me dijo que es una diversión sana. A partir de ahí empecé a entrenar de nuevo.
Actualmente, soy suboficial ayudante antimotín y voy a la mañana a entrenar y a la tarde ya cumplo mi función de policía.
Insto a los jóvenes a que persigan sus sueños porque yo siempre quise ser futbolista reconocido desde niño y realmente cuesta mucho pero nada es imposible. Con sacrificio y humildad por sobre todo se pueden cumplir los sueños
Me gusta ser policía y servir a la ciudadanía, mis compañeros se pusieron felices por mis logros, me enviaron mensajes, sacaron fotos, me publicaron en sus historias, me llamaban a felicitar y me sentía feliz. Esa también es una motivación más para seguir adelante.
