27 jul. 2024

Perturbables

Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com

Creo que los estallidos de petardos y bombas con los que recibimos el nuevo año tiene mucho que ver con el letargo con que hemos visto pasar al que se va. Es para conmovernos, sacudirnos y despertarnos a la realidad que no la queremos admitir como tarea para modificarla en beneficio colectivo. Los estallidos a veces van acompañados con luces que se proyectan sobre la negra oscuridad de la noche y le da un significado de asombro y perplejidad.

La que la misma realidad nos repite en forma de datos que por nuestra mala educación en matemáticas nos resistimos a admitir. Este año supimos, por ejemplo, que éramos dos millones menos que lo que creíamos ser, según el último censo. Y nada pasó. Le culpamos al recuento mal hecho de 2002 o a la migración de las mujeres o su falta de fertilidad. La vida ni contada en números nos perturba, sacude ni inquieta.

El Paraguay que se va sigue igual que hace muchos años. Inequitativo e injusto. Migrante. Convencido de su error y dispuesto a reiterarse en el mismo proceso electoral sea el ñakyra pire que le propongan. Nada importa. Somos inmutables. Las ideas son irrelevantes y los dogmas electorales han sido erosionados por la fuerza del dinero. Vivimos en una nueva tiranía hacia el año en que completaremos 35 después de la misma última dictadura.

Más del 60% de los descontentos con la democracia persisten en su error, esperando que la tómbola de la fortuna le toque alguna vez a él o sus familiares. No esperan más. Nada de grandes épicas sobre cómo mejorar la educación en la que estamos penúltimos, solo superados por los sobrevivientes del genocida de Pol Pot en la Cambodia asiática.

Aquí el genocidio educativo de Stroessner, que invirtió criminalmente el 1% del PIB durante 35 años, sigue dando sus frutos en una sociedad imperturbable a su sino trágico.

El 80% de los padres están contentos con la mala educación de sus hijos. Qué cambio podría darse en un país donde el presidente del Congreso que mandó a su hijo a un colegio top solo puede conseguir un salario (no un empleo) en el marginal sector público. Ahí donde deberían ir solo aquellos que no pueden ser autónomos o emprendedores.

Con la diferencia de salarios con el sector privado y las largas vacaciones y holganza, el sector se ha vuelto el nirvana laboral de muchos. La pobre educación de un pueblo solo puede aspirar a pavonearse de un salario injusto y de unos padres iguales.

Un país sin oportunidades, con una mendicante y pobre salud pública, no puede aspirar a mucho más que lo que tenemos. O los paraguayos nos remangamos y buscamos gobiernos que se nos parezcan en nuestras virtudes o habremos capitulado para siempre ante una dictadura disfrazada de democracia que a platazo limpio acabó con todas las dignidades que las pudieron enfrentar.

A este país imperturbable ante su deriva trágica no le queda más que una reversión épica similar a la que nos hizo renacer luego del holocausto de Cerro Corá.

El Paraguay del 2024 no puede seguir admitiendo esta tragedia. No les conviene ni a los que la impulsan que han degradado tanto a la Justicia al volverla, sirvienta en todos los casos que los involucran.

No nos sacudimos ni con las llamadas de atención de los EEUU, que ha tenido un case study sobre las sanciones que no sirven de nada en un país imperturbable a la corrupción.

No han leído a Cecilio Báez, quien decía que “en Paraguay no se gana ni se pierde reputación”. Lo dijo hace más de 100 años y sigue tan vigente como el enojo hacia los cretinos de su patria.

La educación, la salud, las oportunidades, la inequidad, la impunidad o la pobreza nos deben revelar. No son normales para la dignidad de ningún pueblo. No es parte “del alma de la raza”. Hemos sido mejores y con mejor gente.

Seguir imperturbables ante todo esto amenaza al Paraguay con dejar de ser una República. Hagamos el esfuerzo, por lo menos, por la memoria de nuestros hijos.

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