Rosalía Ciciolli
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Emprender en el propio país resulta muchas veces difícil y complicado, más si uno no tiene un apoyo financiero sólido para montar un pequeño emprendimiento. Pero emprender en otro país, siendo extranjera, sin conocer a nadie y a pulmón, solo teniendo a favor la destreza culinaria para preparar platos típicos paraguayos, sí que es un triple desafío para cualquiera. Fue algo de lo que le pasó a la compatriota Cristina Méndez, quien reside en la República de China (Taiwán) desde hace 18 años, tras contraer matrimonio con un ciudadano taiwanés. Producto de esa unión nació su único hijo, que actualmente tiene 11 años. Si bien Cristina reside en una ciudad llamada Taitung, localizada a casi cuatro horas de Taipei, en donde no hay paraguayos, ella relata que empezó a hacer conocida en su lugar de residencia gracias a las sabrosas empanadas paraguayas que prepara y a las constantes colaboraciones con la embajada de Paraguay ante el gobierno de la isla, con la que colabora para cada fiesta tradicional paraguaya, como el Día de la Independencia, el festejo de las Madres y la festividad de la Virgen de Caacupé.
Cristina logró así hacerse popular mediante sus comidas y algunos postres, como el mousse de mburucuyá, tan codiciado por los taiwaneses. Pero la comida estrella y la más tentadora para sus clientes taiwaneses sigue siendo “la empanada, así como se prepara en Paraguay, con carne, huevo y frita”, según resalta la emprendedora paraguaya. Además, mediante la venta de sus comidas en las ferias gastronómicas de las que siempre participaba en su ciudad, logró cosechar una amplia clientela fiel. “Taitung es una ciudad muy linda y apacible, algo parecida a Paraguay, por eso me gusta mucho. La diferencia es que tiene mar, pero igual me recuerda mucho a nuestro país. Además, la gente es muy similar a la paraguaya, porque aprecia mucho a los extranjeros como yo”, comenta.
El local ideal. Fue así que visitando una zona costera, ubicada hacia las afueras del centro de Taitung, Cristina encontró una especie de galería comercial, con tiendas y restaurantes, que llamó su atención por ser “linda y agradable”. En el lugar, la paraguaya entabló amistad con una de las locatarias, a quien le solicitó que le avisara si sabía de algún salón para alquilar. “Ese lugar me gustó desde la primera vez que lo visité y pensé que sería ideal para montar mi copetín (aún no llego a la categoría de restaurante) y juntar ahí a todos los clientes que ya conocían mi comida”, relata.
Luego de un tiempo, la locataria le contactó para comentarle que había un local disponible, justo al lado de su tienda y que si lo quería alquilar, se debía apurar, por tratarse de una zona muy codiciada por los comerciantes del lugar, por su buena ubicación y bajos alquileres.
Cristina no lo pensó dos veces y logró alquilar el codiciado local dentro de la galería, que lo convirtió en su soñado copetín, al que bautizó como La Pampa Kitchen, en donde recibe a su nutrida clientela, todos taiwaneses atraídos por las empanadas que prepara, pero también por otras especialidades típicas paraguayas, como la chipa guasu, la sopa paraguaya y hasta el tallarín, “así como se prepara en Paraguay, con salsa y carne”, reitera Cristina, riendo y usando el jopara al expresarse. Ahora, dice que empezará a innovar con el vori vori, por tratarse de un caldo que les resulta muy delicioso a sus clientes y lo solicitan siempre.
“A los taiwaneses –agrega~ les encanta nuestra comida. Siempre preparo el tallarín con carne paraguaya, que se vende en los supermercados de la ciudad. Lo que más me lleva tiempo es amasar la masa para las empanadas, porque lo hago todo a mano, porque aquí no se venden los discos ya preparados, como en Paraguay”, puntualiza.
La codiciada yerba. La emprendedora también suele ofrecer a sus clientes el cocido quemado, hecho con yerba paraguaya, aunque reconoce que debido a la dificultad para conseguir el producto y lo costoso que resulta en los supermercados, solo ofrece el cocido con leche muy de vez en cuando. “Siempre lo preparo cuando hace mucho frío o cuando participo de alguna feria. Ellos lo ven como una especie de té con leche, por eso les gusta muchísimo”, señala la paraguaya.
Admite, entre risas, que si alguien de Paraguay quiere enviarle yerba, ella está muy dispuesta a recibirla, porque el cocido con leche es muy codiciado por su clientela taiwanesa.
Por ahora, como arrancó con su negocio recientemente, Cristina prepara sola las comidas que ofrece a sus comensales, lo que le lleva mucho tiempo y le acumula mucho cansancio. Por eso, espera consolidar su copetín para poder contratar a una colaboradora taiwanesa, que le ayude en la cocina y a atender a los clientes.
Ingredientes paraguayos. También expresó su contento porque puede conseguir en los supermercados la carne paraguaya, la yerba mate (aunque bastante cara) y otros ingredientes para preparar los platos típicos nacionales que encantan a los taiwaneses. Además, hace unos días se enteró que en breve tiempo más llegarán a los comercios locales una reconocida marca paraguaya de jugos naturales, que ella incluirá en su menú, para deleitar aún más a sus comensales.
“La verdad que todo se fue dando naturalmente, luego que encontré el local ideal para mi copetín, poder comprar carne paraguaya en el súper para hacer mis empanadas o el tallarín (aunque los fideos de aquí no son iguales a los de Paraguay), igual les encanta a mis clientes. Siento que todo fue apareciendo en su momento y se fue dando para que pueda montar mi negocio, para recibir a mis clientes, que ya conocían sobre mi comida y que me pedían un lugar en donde venir a comer lo que preparo”, comenta feliz y satisfecha por su logro la emprendedora.