“La fe no puede limitarse a los ‘noes’, pues la vida cristiana es un ‘sí’, un sí de amor”, dijo durante la oración del Ángelus, al comentar los diez mandamientos.
“Queridos hermanos y hermanas, una fe sin el don y la gratuidad es incompleta, una fe débil y enferma. Podríamos compararla con una comida rica y nutritiva pero sin gusto, o con un partido de fútbol bien jugado pero sin gol”, continuó.
“Una fe sin don, sin gratuidad, sin obras de caridad, al final entristece”, concluyó el sumo pontífice.