Lo tengo presente: Una de las frases más recordadas del primer discurso oficial del entonces recién asumido presidente de la República, Horacio Cartes, fue: “No les puedo pedir que sigan teniendo paciencia”. Como se dice vulgarmente, la frase dio en el clavo.
Si bien el histórico estoicismo que caracteriza bien o mal al pueblo paraguayo se mantiene “vigente”, la paciencia está “contra las cuerdas”.
No me pregunten por qué, pero se siente en el aire que, de seguir así de postergados en servicios básicos como la energía, el agua, la salud, la educación e infraestructura vial, vamos a explotar. No hay estoicismo que soporte tanto ninguneo de las instituciones a lo largo del tiempo.
Lastimosamente, aquella bonita frase de Horacio Cartes quedó en puro márketing. Y no querido lector, vos y yo sabemos demasiado bien que a pesar de que el presidente tenga un holding de medios que te (nos) pintan un país de maravillas las cosas no están bien.
La paciencia tiene un límite –incluida la de una sociedad– y no es conveniente jugar con un fuego tan peligroso.
Si no me creen, solo basta mirar el caso de Payo Cubas, cuyos cintarazos a jueces y deposiciones de materia fecal reciben el apoyo de una ciudadanía harta hasta el karaku de un putrefacto sistema judicial.
Las reacciones desmedidas de este abogado son el espejo de cómo está la gente hoy en día: Cansada, hastiada, al borde de la locura.
La celebración de los cintareos de Paraguayo Cubas son un síntoma que analistas y estudiosos no deberían pasar por alto jamás.
Mientras tanto sigamos con los cortes de energía ante la primera ola de calor seria del año, viendo a los pacientes terminales muriendo en los pasillos del IPS. Sigamos aguantando la “sensación” de inseguridad, sigamos con los cuatro secuestrados en la zona Norte...
Eso sin tener en cuenta que ya estamos a puertas de un año electoral en que los dimes y diretes de la clase política volverán a ocupar primeras planas.
Esperamos que el presidente de la República, en un acto de iluminación, revea esa partecita de su primer discurso y lo tome en cuenta. De más está decir que sería muy necesario, especialmente si todavía tiene en la cabeza el tema de la reelección.