Un médico monolingüe hispano está limitado en el plano de la comunicación en su relación médico-paciente. Esto constituye un problema en el consultorio porque genera un bloqueo con el paciente monolingüe guaraní, señala la ministra de Políticas Lingüísticas, Ladislaa Alcaraz.
Esta barrera comunicativa –explica la ministra– preocupa más cuando nos fijamos en el dato que arroja la Encuesta Permanente de Hogares del 2014: El 61,7% de niños de 5 años y más de la población infantil en el ámbito rural habla solo guaraní.
El dato es muy revelador porque indica que si un niño habla solo guaraní es porque los adultos en su casa le están transmitiendo esa única lengua. En zonas rurales, la barrera idiomática es más sensible como en el ámbito de la salud y de la educación.
En salud, los grupos más vulnerables son indígenas. Ladislaa Alcaraz sostiene que hay grupos que no hablan ni castellano ni guaraní como los grupos pertenecientes a las familias lingüísticas del Chaco.
Cuando un indígena occidental peregrina hasta un centro asistencial de Asunción deben estar acompañado por un mediador, ya sea líder de su comunidad, maestro o familiar, porque de lo contrario están “mudos” en una relación de ayuda. “Es grave este tema lingüístico que puede significar barrera, error en el diagnóstico, errores en la prescripción médica o errores de comprensión por parte del paciente al no utilizar el mismo código lingüístico”.
La ministra sostiene que los médicos deben desarrollar –como primer paso– una fuerte sensibilidad y una actitud mucho más abierta hacia aquellos que no comparten su cultura.
El segundo paso tiene que ver con la competencia comunicativa. Tiene que poder saludar en guaraní, preguntar en guaraní: Mba’éiko nde gueru ko’ápe, mba’épa hasy ndéve. Mínimas preguntas para crear un clima de confianza en esa interacción médico-paciente.
“Son líneas claves, de capacitación y un eje de sensibilización donde tiene que mirar al otro como un ser humano con identidad cultural diferente del que tiene el profesional. La otra línea tiene que ver con la competencia educativa de tener que entablar una conversación básica o de poder entender en una conversación que le realiza el paciente hablante de guaraní o de una lengua indígena de su dolencia”.
En 2015, un sondeo de la Secretaría de Políticas Lingüísticas (SPL) en algunas instituciones en materia de salud, encontró que hay profesionales del área (en menor cantidad) que no manejan el guaraní. Si el profesional no habla guaraní acude a otro colega que sí, ya sea otro médico o un enfermero que fungen de intérpretes para poder traducir lo que dice un paciente guaraní hablante.
Actualmente, la SPL acompaña el pedido de facultades o centros asistenciales sobre la enseñanza del guaraní. La ministra resalta que hay avances pero queda aún pendiente el trabajo en conjunto con el Ministerio de Salud.