En el último día del Novenario de Caacupé, celebrado en la Basílica Santuario, la homilía estuvo a cargo de monseñor Mario Melanio Medina, obispo emérito de la Diócesis de San Juan Bautista Misiones y Ñeembucú, que se caracteriza por su defensa a los sectores sociales.
Sus palabras sonaron como una crítica frontal a los políticos que protegen al titular del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Francisco Ruiz Díaz, por la venta a precios irrisorios de tierras fiscales en la zona del Corredor Bioceánico, que debían ser para la Reforma Agraria.
“La venta de tierra. Nada menos que por el responsable del Indert. Dicen que se tiene que ir, y se tiene que ir por el bien del pueblo, por el bien de los campesinos, por el bien del país”, sostuvo ante los feligreses, quienes respondieron con aplausos.
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“Pero no se va porque le defienden. Lo peor de todo esto, la corrupción, es defender a los indefendibles, a los delincuentes. Le defienden porque es del partido”, continuó, refiriéndose al oficialismo, la Asociación Nacional Republicana (ANR).
Las críticas fueron porque en la sesión del pasado miércoles, la Cámara de Senados postergó el tratamiento de interpelación al secretario de Estado por ocho días.
Para Melanio Medina, este tipo de prácticas promueven la “ignorancia, la chatura intelectual y el cretinismo”.
“Y ¿eso qué política es? Politiquearía. La política buena es buscar el bien común. Y la economía es un punto fundamental del bien común, que tiene que ser para todos”.
Los cuestionamientos del prelado por los obstáculos para acceder a las tierras apuntaron también a la “inexistencia” del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi).
“El despojo, desalojo de indígena y campesino de sus tierras. El Indi no existe casi. Hasta ahora no tiene local en Asunción y no tiene fondo”, lamentó.
También cuestionó que la falta de repuesta a los campesinos del Movimiento Campesino Paraguayo “que está un año y cuatro meses ahí en la calle, delante del Indert”. Carpas siguen montadas en el microcentro de Asunción debido a la faltas de repuestas del Gobierno.
De acuerdo con el obispo, gran parte de los problemas sociales del país se debe a la “normalización de la corrupción”, porque significa “la ausencia de la ética y la moral, ausencia de conciencia humana y cristiana”.
Pérdida del poder adquisitivo
La distribución de la riqueza fue otro de los temas que tocó monseñor Mario Melanio Medina en su homilía de este sábado.
“No soy economista, ni voy a analizar la economía, pero sí voy a hablar del efecto cuando falta la economía y eso es el sufrimiento. Cuando no le alcanza a uno la economía significa que hay desnaturalización de la riqueza, que era para todos”.
Esa riqueza que justamente no llega a todos por falta de “una economía humanista y solidaria”, que implica “justicia, compasión, misericordia y capacidad de compartir”, según describió.
“Cuando los administradores de los bienes públicos carecen de ello, estamos ante el aforismo. La verdad que dijo un filósofo (Thomas Hobbes): ‘El hombre lobo para el hombre’. Lamentablemente, es así”, subrayó.
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Esta realidad “grave y doliente” es la que Mario Melanio pidió considerar: “El gobierno del Estado tiene que proporcionar esa posibilidad a todos, con muchas cosas, trabajo, estudios”.
Sin embargo, “es lamentable afirmar que el bien común más fundamental, como la economía humanista y solidaria, no existe para la gran mayoría de nuestro pueblo y con ello la pérdida de credibilidad en las autoridades de nuestro gobierno”, añadió.
Sobre el punto, citó una nota del Ministerio de Economía referente a la pérdida del poder adquisitivo ante los aumentos descontrolados en la canasta básica.
“La gente no va a comer en esta en Navidad el asado, está muy cara la carne: pérdida del poder adquisitivo para los pobres. La rigidez del gasto público, el gasto público es clientelismo y prebendario”.
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Mientras tanto, la deuda crece cada vez más y el “pueblo debe pagar con nuestros impuestos”, arremetió.
Como mensaje a los políticos de turno, advirtió que “el aguante, la tolerancia tiene su límite. El límite se está extralimitando, ya no sabemos qué tiene que pasar, que no pase eso”.
“Yo afirmo, personalmente, la ausencia del Estado, la falta de políticas públicas y la pérdida de la ética y moral de nuestras autoridades es un grave pecado de esa patria que clama a Dios, que clama al cielo”.
De acuerdo con el obispo, la insuficiencia de servicios esenciales “requiere un replanteamiento de fondo del modelo vigente”.
Por ello, hizo un llamado a pensar más allá del corto plazo electoral. Aunque recoció que muchas veces “la necesidad y la ignorancia” nos lleva a aceptar un G. 200.000 o G. 300.000.
“Es necesario pensar y decidir, ejercer nuestro derecho, nuestra dignidad y sobre todo vencer esta gran falta de bien común. Amor a la patria significa no solamente amor a la bandera, de amor al himno, significa amor a la población, a los ciudadanos. Eso es amor”, demandó.
Finalmente, cerró su homilía con un rezo en el que pidió a la Virgen de Caacupé conciencia ciudadana para tratar los problemas de Paraguaya “sin escrúpulos, sin miedo”.