El Instituto Nacional de Estadística (INE) dio a conocer días atrás su más reciente informe sobre la desigualdad de los ingresos de la población, en el cual destaca que en 2020 se registró una caída con relación a años anteriores.
El coeficiente de Gini, que es uno de los métodos más utilizados para este indicador, pasó de 0,458 en 2019 a 0,437 en 2020 a nivel país; es decir, se produjo una contracción de casi 5% durante el año que marcó el inicio de los efectos negativos de la pandemia por Covid-19 en Paraguay.
Al ser consultada sobre los motivos, la economista Verónica Serafini sostuvo que un análisis “rápido” del comportamiento de la desigualdad muestra que en gran parte se redujo por una importante caída de los ingresos laborales del decil más rico. En ese sentido, detalló que los ingresos en este estrato (que en 2019 eran de alrededor de G. 7.000.000 por persona en promedio) cayeron en alrededor de 15% mensual, añadiendo que su peso para las estadísticas es significativo.
Además, indicó que los ingresos laborales que más cayeron son los de mujeres ocupadas, que en algunos estratos se redujo en casi 20% el año pasado. Igualmente, comentó que los sectores en donde más hubo contracción de los ingresos urbano y rural fueron: comercio, restaurantes, hotelería y servicios profesionales, con una caída del 11%.
“También cayeron muchísimo las remesas del exterior. En los deciles de ingresos más altos, se observa una caída a la mitad”, añadió.
SOLUCIONES. Para Serafini, el comportamiento de la desigualdad, junto con el de la pobreza, requiere de un “profundo análisis” con el propósito de discutir el alcance de las consecuencias a largo plazo y, sobre todo, las políticas para garantizar una salida a la crisis que signifique mejoras sustanciales en la calidad de vida de las personas.
“En realidad, hay un amplio sector de trabajadores que antes de la pandemia ya vivía en una emergencia histórica y permanente”, refirió. Al mismo tiempo, señaló que la continuidad de la pandemia por Covid-19 pone en riesgo muchas variables coyunturales y estructurales ante la pérdida de empleos con seguridad social, la deserción escolar de adolescentes, el sobreendeudamiento de los hogares, entre otros.
Por otro lado, manifestó que en el corto plazo está proyectado un crecimiento económico que en años anteriores tuvo poco efecto derrame, y consideró que por eso la actual situación sanitaria “nos encontró con un Estado sin capacidad para enfrentar problemas básicos, como acceso a salud, alimentos, protección social, con ingresos laborales bajos y empleos precarios”.