Al respecto, la fiscala Monalisa Muñoz mencionó que durante los procedimientos en la Chacarita observaron que existen niños en situación de alta vulnerabilidad, algunos dentro de su propia familia y otros llegan a tal punto que ni siquiera están con sus padres y “están con gente extraña”.
“Debemos ayudar a estos niños porque más tarde dejarán la escuela y se van a dedicar a otros tipos de actividades, siendo todavía inimputables”, refirió la agente.
La fiscala indicó que hay gente que se aprovecha de la vulnerabilidad de las familias para llegar a los niños, “los sustrae de la familia, sin que los padres se den cuenta de lo que pasa con sus hijos”.
También recordó que en otro momento hallaron a un niño de entre 8 y 9 años con un arma de fuego. Además, mencionó los casos de niños que son asistidos en hospitales por herida con arma de fuego sin que los padres puedan explicar cómo ocurrió el hecho. “Muchos padres no se abren a las autoridades para saber lo que ocurre dentro de la familia, por lo que debemos investigar para tratar de ayudar a los niños para que no avance esta crítica situación”, lamentó.
SIN OPORTUNIDADES. Sobre el adoctrinamiento de menores en grupos criminales, el comisario César Silguero, director de Investigación de Hechos Punibles de la Policía, afirmó que el reclutamiento es una realidad en zonas como los Bañados y Chacarita, porque hay muchos jóvenes que están fuera del sistema educativo y laboral. “(Los menores) Ven una opción de formar parte de grupos que se dedican a la distribución al menudeo de drogas”, apuntó el jefe policial.
Detalló, además, que al no tener otra salida para obtener objetos materiales que los adolescentes y jóvenes necesitan, ellos se dedican a las actividades ilícitas que les son rentables.
Sin embargo, aclaró que ingresan al sistema penal por los distintos hechos punibles que cometen y tras cumplir son su condena, vuelven a formar parte de las pandillas, “porque es ahí donde se sienten seguros y protegidos”.
Sobre ese punto, desde el Ministerio de Justicia informaron que actualmente existen 171 menores infractores dentro del sistema penal, que se encuentran privados de libertad en centros educativos.
De la mencionada cifra se desprende que el 58% de los menores ingresaron por hurto y robo agravado, siendo el hecho punible más cometido por los adolescentes infractores. Mientras que en un 7% de los menores ingresaron por casos de tenencia y tráfico de estupefacientes.
INICIO. Silguero cuantificó que la edad de inicio de los adolescentes en el ámbito ilícito varía mucho. Sobre el punto, precisó que existen menores de 12, 13 años que están siendo reclutados para el microtráfico por los grupos, como los que se vieron recientemente en las últimas intervenciones en la Chacarita.
“Son grupos que de a poco se están fortaleciendo y es justamente eso lo que estamos intentando cortar con los procedimientos, para que no se conviertan en pandillas que pueden ser más violentas y llegar a cometer hechos más graves como homicidios, secuestro y otro tipo de delitos”, resaltó el comisario.

Experto dice que el delito ocurre cuando fallan los controles sociales
El experto en Criminología Juan Martens explicó que el delito ocurre cuando una persona –sea menor o no– esté dispuesta a cometerla, y esto ocurre cuando fallan los controles y cuando hay un objeto deseable. Hay personas dispuestas a integrar estos grupos criminales, cuando no hay ningún control social que lo impida, hay objetivos valiosos, apetecibles; desde ganar dinero, estatus o identidad o entidad. Estas personas pueden estar siendo influenciadas por factores familiares y sociales, ya sea porque en su familia o entorno se normalizan estas cuestiones, o quizás está buscando su identidad. La evidencia criminológica dice que las personas que empiezan temprano en la delincuencia salen muy tarde. “Es un problema muy grave y se acentúa. Que un niño adolescente o preadolescente entre en un sistema distinto al de la sociedad es muy peligroso porque están en una etapa de construcción de su personalidad, de fijación de valores”, señaló Martens. El Estado debe estar presente con las estructuras de contención social, estas son las redes de apoyo estatales, en donde los adolescentes encuentren socialización, con grupos de pares que inculquen valores de disciplina y autorregulación.