Entre las promesas de campaña y sus primeras declaraciones como presidente de la República, Peña llegó a citar la posibilidad de duplicar el producto interno bruto (PIB) en los próximos años, la creación de 500.000 empleos durante su gobierno, y habló de cuidar el bolsillo de la gente, golpeado por el aumento de precios de años previos.
En materia económica, Paraguay logró avances sumamente importantes, como la reciente obtención del grado de inversión –que abre enormes oportunidades para el país–, la implementación de reformas –como la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones– y el mayor equilibrio fiscal –como consecuencia principalmente de un aumento de las recaudaciones–, pero todavía falta bastante para notar un impacto en la vida diaria de los ciudadanos.
ALZA. En el crecimiento económico probablemente se tienen los mejores números para Peña. En el 2023, el producto interno bruto (PIB) creció 4,7% y para este año se prevé una expansión de 3,8%, según el Banco Central del Paraguay (BCP), pero con un sesgo al alza. En monto nominal, la economía movería una cifra récord de USD 45.500 millones, alcanzando un PIB per cápita sin precedentes. No obstante, la duplicación del producto es todavía lejana.
Con relación al empleo, si miramos los datos del cierre de 2023, se dio un aumento notorio de la población ocupada y una reducción de la población desocupada. Sin embargo, en el segundo trimestre de 2024, el ritmo del empleo mermó, resultando en una baja notoria de la población ocupada (1,3 puntos porcentuales) durante los últimos 12 meses, mientras que la desocupación aumentó en 0,6 puntos porcentuales. La cantidad de ocupados se redujo en 37.166 personas y la desocupación alcanzó a alrededor de 16.695 personas.
Poder adquisitivo. Si hablamos del bolsillo, la gran victoria del Gobierno es la normalización de los números de inflación en nuestro país. La inflación total del año 2023 se ubicó en 3,7%, menor al 8,1% observado en 2022. Para el 2024, la expectativa es que los precios avancen en 4%, en el centro del rango meta oficial, aunque hay sesgos al alza que merecen ser analizados.
El índice de precios al consumidor (IPC) se vio presionado durante los primeros meses del año por el fortísimo aumento de los precios de las frutas y verduras, que en la actualidad es todavía un elemento de alto impacto en los bolsillos de la gente. Desde octubre de 2023 a julio de 2024, los precios de frutas y verduras crecieron 40%, una cifra que está muy distante de la inflación total pese a que, inclusive, hay una moderación con respecto a meses previos.
Por las nubes. El tomate y la zanahoria, por ejemplo, llegaron a aumentar de precio en triple dígito, algo que está lejos de pasar desapercibido en los hogares. Un tema relacionado es la tasa de interés de política monetaria (TPM), que bajó a 6% abaratando el dinero, pero que se redujo en un escenario de tasas altas de la Reserva Federal de los EEUU, elevando el atractivo de ahorrar o invertir en dólares. Actualmente, el dólar estadounidense cotiza a prácticamente G. 7.600. La suba trajo consigo un aumento reciente de los precios de los combustibles, aunque en términos comparativos siguen con costos más reducidos que en la época en la que estalló la guerra Rusia-Ucrania.
En materia fiscal, se puede resaltar el mayor equilibrio y lo que por el momento parece un camino firme de convergencia hacia la ley de responsabilidad fiscal (déficit de 1,5% del PIB). En este punto, colabora el aumento de las recaudaciones, que coincide con la creación de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT). Sin embargo, el gran punto de atención se relaciona con la deuda pública, que por primera vez está llegando a niveles del 40% del producto interno bruto (inclusive con un PIB más alto). Los expertos en materia económica advierten que Paraguay está agotando el modelo de financiarse con bonos, cuyo pago de intereses consume cada vez mayor cantidad de recursos públicos.
La otra gran cuestión pendiente es la estabilización de la Caja Fiscal, que genera un enorme agujero (solamente en el 2023, el Estado tuvo que inyectar poco más de USD 300 millones para que se puedan cumplir las obligaciones) y la mejora del gasto público, que da señales hacia adelante, pero que todavía está lejos de ser suficiente para satisfacer los requerimientos ciudadanos. En cuanto al grado de inversión, resalta la necesidad de fortalecer las instituciones y de exhibir seguridad jurídica para atraer y mantener al capital extranjero. Recientemente, la crispación entre los emblemas privados y el gobierno por el cambio de las reglas de juego para el sector (en beneficio de Petropar, según los privados) fue noticia. Las tensiones con EEUU y la Unión Europea tampoco colaboran. Las reformas encaradas en el último año por el Estado son un punto fuerte, pero la propia calificadora Moody’s, que dio el grado de inversión a Paraguay, advierte que el manejo de la deuda pública, la continuidad de las reformas y el aumento del PIB son claves para no bajar la nota.