Liz Prieto, una docente que sacó a luz una deuda de G. 3.000 millones solo por comprar hace nueve años un microondas, reclamó que se sigue “jugando” con ella, ya que una de las empresas, Pirámide SA, dijo haber levantado la demanda, pero esto nunca fue así. Además, denunció que los expedientes originales no están en los Juzgados y que todos los llevó la Corte para una auditoría.
“Es una falta total de respeto”, lamentó la mujer, quien ayer recurrió al Juzgado de Capiatá ante la convocatoria de comparecer. Allí se enfrenta a una causa por una demanda por G. 13.200.000, pero se encontró con que le empresa nunca desistió del litigio.
Con el abogado Rodrigo Cuevas solicitaron entonces el expediente original y se enteraron de que esta semana la Corte Suprema de Justicia llevó la carpeta para una auditoría. “Me mostraron una fotocopia del expediente que ya tenían preparado. Pedí el pagaré, nos mostraron y no era mi firma. Es una causa del 2016”, contó la docente.
AUDITORÍA DE LA CORTE. El hecho de que el expediente original no esté, también pasó lo mismo en otros Juzgados, donde el defensor público Pablo Constantini fue a pedir el acceso en la zona de Zeballos Cué y estos afirmaron que el legajo fue remitido a la Corte.
“¿Por qué esperaron nueve años para hacer la adutoría?”, lamentó Prieto. “Es totalmente una desidia, ya es insoportable la forma en que están actuando”, criticó. Continuó diciendo que ya le robaron, ya le estafaron y que todavía así debe peregrinar de Juzgado en Juzgado. “Tengo que andar como loca, lo que tengo es demasiado desgaste”, dijo entre lágrimas, ya que siguen sin darle una solución a los embargos que sufre. La docente, con cuatro títulos solo cobra G. 1.600.000 mensuales, y reclama tener una deuda que asciende los G. 3.000 millones, solo por la adquisición de un microondas y haber accedido a un crédito de G. 1 millón en el 2016.
A partir de allí, y tras firmar un solo pagaré, empezó a saltarle embargo tras embargo. Hoy son once empresas las que le están demandando y dijo que todas son con pagarés fraguados. Actualmente sigue sufriendo descuentos compulsivos, así como desde hace nueve años y ya saldó G. 78 millones, que es solo el 2% de la deuda total que le aparece, que son los G. 3.000 millones. “Una vez más están jugando contra el humilde, otra vez me están jugando. No se puede creer absolutamente. Me cuesta muchísimo creer que hay justicia en nuestro país”, expresó angustiada la mujer.
Desesperada dice que recorre el país, Juzgado por Juzgado, por todas las ciudades del Departamento Central y la capital, “menos en Ypané donde vivo”, remarcó.
VENDE PILOTINES EN CONCIERTO PARA PAGAR SU DEUDA FALSA
Liz Prieto es licenciada en Educación tiene cuatro títulos, pero hoy debe hacer malabares para pagar su deuda. “Vendo pilotines en los conciertos, pancho en la Costanera. Yo voy a pagar por algo que yo retiré, pero no me hagan esto”, contó en el Congreso esta semana.
En el 2016 le ofrecieron el electrodoméstico y firmó un pagaré para abonar en 12 cuotas de G. 120.000.
Ella acababa de acceder a un rubro en una escuela, donde llegaron varios vendedores y como ella no debía en ningún lado, decidió hacer la compra que terminaría en un año.
Sin embargo, la deuda no paró de crecer debido a un sistema fraudulento entre jueces, ujieres, abogados y otros actores de Justicia.