Esta es una crónica cotidiana que sufren las personas que trabajan en el microcentro capitalino, así como las que concurren a los pocos locales comerciales o gastronómicos de la zona que se mantienen abiertos. Los robos responden a una estructura delictiva con gran demanda que mueve millones de guaraníes. Los objetos son ofrecidos impunemente en redes sociales hasta con la entrega con la modalidad de delivery.
VÍCTIMA. Antonio es un trabajador que todos los días debe trasladarse al centro de Asunción para cumplir con sus labores. Estaciona su automóvil por lo general sobre la calle O’Leary, entre Presidente Franco y Benjamín Constant, o sus alrededores. La zona está minada de edificios viejos abandonados, como gran parte del centro, que son ocupados como guaridas por adictos a las drogas.
El hombre ingresó a su lugar de trabajo un martes y pocos minutos después salió de vuelta porque había olvidado algo en su vehículo, momento en que se encontró con una ingrata sorpresa, un joven presumiblemente adicto a drogas manipulaba la parrilla de su automóvil. En verdad, ya sacó el accesorio por completo y estaba a segundos de llevárselo.
Sin embargo, Antonio le pilló infraganti y decidió grabar la situación con su teléfono celular. En el video se observa al joven ya con la parrilla en la mano, pero aun manipulando, porque se había trancado por algún objeto. En ese momento lo encara el dueño del vehículo. “¿Qué pio estás haciendo? ¡Ahora mismo coloca devuelta eso en su lugar o llamo a la Policía!”, advirtió Antonio; el desconocido le responde: “No llámena a la Policía. Ahora pongo devuelta”. Pero, luego de varios intentos de colocar la parrilla en su lugar, ya no pudo dejarlo como estaba debido a que sufrió daños un sujetador por la violencia con que arrancó de su lugar. Antonio, molesto, echó al desconocido. “Ándate de acá, salí de mi vista”, lo reprendió, sabiendo que si denuncia el caso ante la Policía, en pocos minutos el joven estaría en libertad nuevamente, porque el caso no pasa de ser un delito calificado como bagatelario, que no es carcelable. El hecho quedó ahí, pero los daños ocasionados al auto lo tuvo que afrontar Antonio.