29 may. 2024

Martínez: “Los médicos tenemos casi el mismo pensamiento”

Desconocen. Aldo Martínez, quiere saber del protocolo.

Desconocen. Aldo Martínez, quiere saber del protocolo.

El médico de Cerro Porteño, Aldo Martínez, conversó en Fútbol a lo Grande (1080 AM) y expuso la posición del grupo de profesionales de los clubes de primera acerca de la posibilidad de la vuelta del fútbol.

“Con el Dr. Brunstein solicitamos que sea presencial, incluso ofrecimos las instalaciones del club que son amplias”, expuso Martínez acerca de la posibilidad de una reunión para ir definiendo detalles del protocolo de bioseguridad para el retorno del campeonato.

El médico azulgrana expuso acerca de lo que se manifiesta desde la Asociación Paraguaya de Fútbol: “Nosotros no sabemos que dice el protocolo de APF, seguro en esa reunión lo explicarán. Cada médico de cada club hizo su protocolo de acuerdo a sus posibilidades y eso estuvimos compartiendo en estos días e íbamos aportando ideas”.

MARCA TENDENCIA. Martínez explicó que existe una línea a seguir por los médicos de los clubes: “En conversaciones que tuvimos todos los médicos tenemos casi el mismo pensamiento. La parte de prevención no es muy variable. Estuvimos aportando cada uno lo que se puede hacer pero aún no se elaboró nada formal”, a lo que agregó: “La mayoría coincidimos que es muy difícil realizar la concentración prolongada. No nos parece que sea lo ideal que estemos todos encerrados”.

El cerrista fue claro al buscar el diálogo como salida de la crisis: “Hay que hablar para saber si podemos dar nuestra opinión o si hay que acatar lo que decide la APF”, sumando “Si la cuarentena inteligente fracasa, no habrá fútbol, el Ministerio debe de informar cuando las condiciones están dadas”, subrayó.

El profesional concluyó: “No existe ninguna intención de pelea, parece que se quiere crear dos partes que van a chocar; pero todo es para motivo de conversación, solo es expresar nuestras ideas. Debatir para que la vuelta del fútbol sea lo más seguro posible”.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.