Núñez decidió ingresar a la arena política en el campo opositor y ya anunció que competirá dentro de la Concertación. Arrastra una especie de estigma no solo el haber trabajado en el gobierno de Cartes, sino porque no abandonó el gobierno cuando se dio la crisis política con la enmienda para la reelección. Por ello, enfatiza con asiduidad que no es cartista, que no se afilió a la ANR, que no trabaja en sus empresas ni hizo campaña por la reelección, como contracara de Peña y otros ex altos funcionarios. Incluso señaló que la concentración de poder de Cartes es un peligro para la democracia.
Consultado sobre la posición de Soledad, Peña respondió que es una malagradecida. “Suena mucho a rencor o parece tratar de despegarse de la gente que le brindó primero la oportunidad de ser ministra y luego de trascender políticamente. Tenemos que ser agradecidos con la oportunidad que nos dieron”, lamentó el precandidato de Honor Colorado.
La respuesta de Soledad fue contundente: “Peña perdió su compás moral y piensa que la función pública es un juego de favores y no la búsqueda del bien común. Está confundido. Una persona designada para cumplir una función debe cumplir el trabajo y no estar rindiendo una pleitesía”.
LEALTAD POLÍTICA. Este intercambio entraña una de la más profunda y dañina cultura política paraguaya: el patrimonialismo, ya no solo de un partido que se apoderó del Estado, sino de la lealtad absoluta al líder que exige una fidelidad eterna, a quien no se cuestiona, sino se obedece a ciegas.
Malagradecido es el ingrato, el que no agradece un favor o un beneficio recibido. A criterio de Peña, el cargo público es un favor que le hizo Cartes a Núñez, y, por tanto, ella está obligada a ser agradecida de por vida.
En el libro Correligionarios, Marcello Lachi y Raquel Rojas Scheffer desgranan las actitudes y prácticas políticas del electorado paraguayo. Explican que la relación creada entre ciudadanos y partidos políticos en Paraguay no se corresponde con la de una estructura política de representación democrática, sino más bien, responde a la lógica de una organización de asistencia social que debe defender y proteger a los ciudadanos. No son asociaciones sino comunidades. Se promueve la fuerte lealtad interna. Familia y partido se confunden.
En un reciente conversatorio sobre “Clientelismo versus ciudadanía: desafíos para el fortalecimiento de la democracia en Asunción”, promovido por el Grupo de Reflexión Ciudad y Cultura, Vladimir Velázquez y Mabel Causarano sintetizaron que el partido político, particularmente el tradicional, cumple una función cultural importante porque construye un marcado sentido de pertenencia a una “gran familia”. No solo resuelve problemas económicos particulares, sino construye identidad. Configura un “ore” (nosotros excluyente). Y que el clientelismo es la forma dominante de hacer política en Paraguay, basado en la lealtad que debe ser funcional; es decir, si una de las partes no cumple, la reciprocidad se rompe.
En una versión más terrorífica de esta práctica política puede inscribirse la denuncia del intendente colorado de Salto de Guairá, Héctor Morán. Acusó no solo a su correligionaria, sino compañera de movimiento Cristina Villalba, de amenazar en código mafioso a un funcionario municipal que simplemente decidió apoyar a otro dirigente en la disputa electoral. La lealtad como prisión.
Cientos de funcionarios públicos que no se alinean a uno u otro movimiento sufren estas humillaciones. Presas de la lealtad partidaria, de la fidelidad al único líder.
Se ha visto en connotados dirigentes políticos y altos funcionarios del Estado que lamentablemente ni la universidad ni los cargos en organismos internacionales han sido suficientes para modificar visiones y erradicar de la política esta nefasta práctica que divide a los paraguayos en castas privilegiadas y ciudadanos comunes que sostienen la pesada carga de un Estado corrupto y depredador.
La renovación política requiere de más malagradecidos y malagradecidas. De personas que a pesar de sus vínculos sociales, políticos y económicos vean la histórica necesidad de romper la matriz que ensancha las brechas y expulsa a quienes no se alinean, mientras crece la pobreza y la desigualdad.
La batalla electoral es más que nunca una batalla cultural.
Textual
“La amenaza de la diputada (Cristina Villalba, ANR/cartista) provino a través de otro diputado. Amenazó al funcionario Adán Paniagua con contratar a una persona para que le dé una golpiza y devolverle a su valle y si no se va, el caso sería resuelto como se hace en la frontera. El amedrentamiento sería por el apoyo a otro candidato de la zona. Nosotros no vamos a estar desarmados, no vamos a estar recibiéndola con rosas. No sabemos si la amenaza al funcionario es para desviar el tema y la bala sería para mí”.
(Héctor Morán, intendente colorado cartista de Salto del Guairá)
LO QUE HAY QUE SABER
CONFIRMADO. Mario Abdo confirmó su candidatura a la ANR, a pesar de la incompatibilidad constitucional. Disputará con Horacio Cartes y su decisión recalienta la interna presidencial.
PLANILLEROS VIP. Diputados oficializaron la rabonería al decidir que la reunión de las comisiones, se haga en forma virtual. La decisión es al solo efecto de hacer campaña electoral.
CALIDAD DEMOCRÁTICA. Un informe de IDEA sobre democracia señala que desde el 2000, Paraguay mantiene una baja calidad democrática por corrupción y falta de transparencia.
NUEVO CANCILLER. El diplomático de carrera Julio Arriola es el nuevo ministro de Relaciones Exteriores. Es el quinto de este gobierno y asume con el desafío de renegociar con el Brasil.