“En las últimas 24 horas, la ocupación israelí cometió nueve masacres contra familias en la Franja de Gaza, causando 83 muertos y 142 heridos”, informó el Ministerio de Sanidad, controlado por el grupo islamista Hamás.
Así, en 153 días de guerra, suman al menos 30.800 muertos y 72.298 heridos en el enclave, 70 % de ellos niños y mujeres, además de cerca de 7.000 desaparecidos bajo los escombros y otros puntos hasta ahora inaccesibles para las ambulancias, señaló el ministerio.
Al menos 35 personas murieron en ataques aéreos dirigidos contra viviendas en Deir Al Balah, centro del enclave, según la agencia oficial de noticias palestina Wafa.
Además, tanques y vehículos de artillería dispararon contra civiles en Ciudad de Gaza mientras esperaban camiones con harina, dejando tres muertos y 15 heridos, aseguró.
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Por otro lado, el Ejército devolvió este jueves a Gaza los cadáveres de 47 palestinos que mató durante combates en el enclave, aseguró Wafa.
Hambre y sed
Los supervivientes en Gaza, entre los que se encuentran dos millones de desplazados –casi la totalidad de la población–, siguen soportando una crisis humanitaria sin precedentes, entre la destrucción generalizada de las viviendas, el colapso de los hospitales, el brote de epidemias, y la escasez de agua potable y alimentos que ha alcanzado niveles de hambruna.
Al menos 20 gazatíes murieron en las últimas dos semanas por desnutrición y deshidratación, todos ellos menores de edad, excepto un anciano de 72 años, señaló Sanidad.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), un 81 % de los hogares en Gaza carecen de acceso a agua potable, siendo los desplazados internos los más afectados.
“El aumento de los casos de diarrea acuosa y con sangre puede atribuirse directamente a la falta de disponibilidad de agua potable, lo que plantea un importante desafío para la salud pública” en Gaza, aseveró la agencia humanitaria de Naciones Unidas (OCHA).
La agencia enfatizó que “la situación de la seguridad alimentaria sigue siendo extremadamente grave, especialmente en el norte de Gaza”, donde “la gente alimenta a sus hijos con forraje para animales y alimentos silvestres, lo que puede tener consecuencias para la salud”, como desnutrición, deficiencias nutricionales, toxicidad o enfermedades transmitidas por los alimentos.
“Esto subraya la necesidad urgente de asistencia e intervención humanitaria para abordar las causas subyacentes de la hambruna y garantizar el acceso a suministros alimentarios adecuados”, recalcó OCHA.
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Israel mantiene bloqueada a la Franja por aire, tierra y mar, dificultando la entrada de ayuda humanitaria que provee la comunidad internacional.
Ante el escaso acceso por tierra, sobre todo en el norte del enclave donde las carreteras han quedado destruidas, han aumentado los lanzamientos de ayuda humanitaria desde el aire en las últimas semanas, aunque muchos de los paquetes han caído al mar e incluso del lado israelí.
Desde que comenzó la guerra, el 7 de octubre, Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Jordania y Francia han realizado 25 lanzamientos desde el aire, con más de 750 paquetes de ayuda humanitaria, según Israel, cada vez más criticado por negarse a un cese al fuego que permita aliviar la crisis en el enclave.
Gaza inhabitable
Desesperados por el hambre, los gazatíes han saqueado en masa varios camiones con ayuda humanitaria que lograron entrar al enclave, y en un reciente incidente que dejó más de 100 muertos, el Ejército israelí abrió fuego contra la muchedumbre.
El Ministerio de Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna áreas reducidas de Cisjordania ocupada, denunció hoy que Israel lleva a cabo un “genocidio” en Gaza a través de “casos de envenenamiento entre civiles, especialmente niños y enfermos, debido a la propagación de toxinas resultantes de las armas letales y prohibidas que usa Israel sobre y bajo tierra, en la hierba y en el aire”.
“Toda la Franja de Gaza se ha transformado en una zona inhabitable para la vida humana”, resumió, al expresar “asombro ante el fracaso de la comunidad internacional, no solo para detener la guerra y proteger a los civiles palestinos, sino para proporcionar pasajes seguros a los convoyes de ayuda de manera segura”.
La guerra estalló el 7 de octubre tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados.
Desde entonces, el Ejército israelí ha desplegado todo su poder por aire, tierra y mar sobre la Franja, sin más pausa que un cese al fuego a finales de noviembre, que duró una semana y permitió la liberación de 105 rehenes a cambio de la puesta en libertad de 240 palestinos presos en cárceles israelíes.
No obstante, la presión internacional por un cese al fuego que permita aliviar las condiciones de los gazatíes y la liberación de los rehenes que tomó Hamás, y las negociaciones que realizan los mediadores -Catar, Egipto y Estados Unidos- parecen haber alcanzado un punto muerto.
Fuente: EFE