08 feb. 2025

Las incógnitas en torno al régimen ruso tras fallida rebelión de Wagner

La rebelión de los mercenarios del grupo Wagner expuso debilidades en la posición del presidente ruso Vladimir Putin y plantea interrogantes sobre las amenazas que enfrenta.

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Ex aliados. El presidente Vladímir Putin con el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, quien se refugirá en Bielorrusia.

AFP

La rebelión fallida del grupo paramilitar Wagner en Rusia provocó la peor crisis a la que se ha visto confrontado el presidente Vladimir Putin desde su llegada al poder. Algunos puntos siguen siendo una incógnita.

La última aparición del jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, fue el sábado por la noche, cuando abandonaba entre aplausos de varios habitantes la ciudad rusa de Rostov (suroeste), donde había tomado el control de un cuartel militar.

El Kremlin aseguró que el líder de los paramilitares tenía “la palabra” de Putin para dejar el territorio ruso hacia Bielorrusia, país aliado de Moscú, y que no sería acusado penalmente.

Pero una fuente de la Fiscalía general rusa, citada por las tres principales agencias de noticias del país, afirmó el lunes que “el caso no ha sido cerrado, la investigación continúa”.

Prigozhin lanzó su insurrección armada días después de que Putin anunciara que los combatientes de Wagner tenían que firmar contratos con el Ejército. “Quieren desmantelar el grupo”, denunció el sábado Prigozhin.

“Wagner podría ser desmantelado completamente, o bien absorbido” por el Ejército, estima Michael Kofman, experto militar estadounidense.

Según la analista independiente rusa Tatiana Stanovaya, “Putin no necesita a Wagner o a Prigozhin. Puede arreglárselas con sus propias fuerzas. Ahora está totalmente convencido”.

FRAGILIDADES. No obstante, la rebelión también expuso las fragilidades del Gobierno, que lucha por controlar a facciones enfrentadas.

“Putin y el Estado sufrieron un golpe duro, que va a tener repercusiones importantes para el régimen”, afirmó Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultora R. Politik.

El objetivo oficial de la rebelión de Prigozhin era el reemplazo del ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, y del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov.

Por el momento, Putin no ha anunciado ningún cambio en la cúpula militar.

Unas imágenes de la televisión pública rusa mostraron el lunes a Shoigu inspeccionando sus tropas en Ucrania, en su primera aparición tras la insurrección de 24 horas.

Guerásimov no ha aparecido en público por ahora.

“Bajo la presión (de Prigozhin), Putin no hará nada”, estima en Telegram el politólogo pro-Kremlin Serguéi Markov.

Para Rob Lee, del centro de reflexión estadounidense Foreign Policy Research Institute, los últimos acontecimientos “dan la impresión que Shoigu y Guerásimov eran débiles, pero también muestran hasta qué punto es importante para Putin tener personalidades leales a cargo de sus servicios militares y de seguridad”.

Un hecho es incontestable: Los combatientes de Wagner consiguieron en 24 horas tomar el control de una parte de Rostov, con un millón de habitantes, y a acercarse hasta 400 km de Moscú, o incluso 200 km según Prigozhin.

IMPACTO EN LA MORAL. El Kremlin aseguró estaba “fuera de toda cuestión” que el frustrado motín afectara a la ofensiva militar en Ucrania.

Pero lo cierto es que podría impactar en la moral de los soldados rusos, según los analistas, máxime cuando se enfrentan a oleadas de asaltos ucranianos desde hace semanas. La milicia Wagner representaba una de las fuerzas más combativas en los rangos rusos. Pero en el terreno, “desde (la toma de) Bajmut (en mayo), el ejército dependía menos de Wagner”, matiza el analista militar Michael Kofman.

Putin: “Se evitó un gran derramamiento de sangre” El presidente ruso Vladimir Putin dijo el lunes que durante la rebelión abortada del grupo paramilitar, Wagner dio la orden de evitar “un derramamiento de sangre” que, según él, buscaban Ucrania y los occidentales, al tiempo que agradeció a los rusos su “patriotismo” y su unidad. “Desde el comienzo de los acontecimientos, se tomaron medidas siguiendo mis instrucciones directas para evitar un gran derramamiento de sangre”, dijo Putin durante un discurso televisado, y señaló que Occidente y Ucrania querían “un resultado fratricida”. Putin añadió que los combatientes de Wagner deben unirse al Ejército o irse a Bielorrusia, después de que el grupo paramilitar llevara a cabo una rebelión armada. “Tienen la posibilidad de continuar sirviendo a Rusia con un contrato con el Ministerio de Defensa u otros organismos encargados de hacer cumplir la ley o regresar con su familia y seres queridos (...) Quien quiera puede ir a Bielorrusia”, dijo Putin. Después de su alocución, el mandatario ruso estaba reunido con sus principales funcionarios de seguridad. Antes, el líder del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, negó en un mensaje de audio que quisiera tomar el poder en Rusia y justificó su rebelión abortada porque quería salvar su organización y poner en evidencia los “graves problemas de seguridad” en el país.

Biden niega implicación de Occidente en la revuelta Los occidentales “no tuvimos nada que ver” con la fallida rebelión del jefe del grupo Wagner en Rusia este fin de semana, afirmó este lunes el presidente estadounidense Joe Biden. “Convoqué a nuestros aliados clave en una llamada de Zoom”, declaró Biden a periodistas. “Coincidimos en que teníamos que asegurarnos de no dar a (el presidente ruso Vladimir) Putin ninguna excusa (...) para culpar de ello a Occidente y para culpar de ello a la OTAN”, afirmó. “Dejamos claro que no estábamos involucrados. No tuvimos nada que ver, era un problema dentro del sistema ruso”, añadió el mandatario. “Para mantener nuestra coordinación hablaré con los jefes de Estado (...) me aseguraré de que estamos de acuerdo”, afirmó el presidente, para quien es “demasiado pronto” para sacar conclusiones sobre lo ocurrido.

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Joe Biden

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