La oración es indispensable para nosotros, porque si dejamos el trato con Dios, nuestra vida espiritual languidece poco a poco.
“Si se abandona la oración, primero se vive de las reservas espirituales y después, de la trampa”. En cambio, la oración nos une a Dios, que nos dice: Sin mí no podéis hacer nada. Conviene orar perseverantemente, sin desfallecer nunca. Hemos de hablar con él y tratarle mucho con insistencia, en todas las circunstancias de nuestra vida. Además, ahora, durante este tiempo de Cuaresma, vamos con Jesucristo camino de la cruz, y “sin oración, ¡qué difícil es acompañarle!”.
El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “¿Lo han pensado? ¡El Señor sueña conmigo! ¡Estoy en la mente, en el corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cambiar mi vida! Y hacer muchos planes. Fabricaremos casas, plantaremos viñas, comeremos juntos... Estas son ilusiones que hace solamente un enamorado. Y aquí el Señor se muestra enamorado de su pueblo. Cuando el Señor dice a su pueblo: “Yo te he elegido no porque seas el más fuerte, el más grande, o el más poderoso. Sino que te he elegido porque eres el más pequeño de todos. También puede decir: El más miserable de todos. Yo te he elegido así”. Y esto es amor.
Dios está enamorado de nosotros. Creo que no hay ningún teólogo que pueda explicar esto: No se puede explicar. Sobre esto solo se puede pensar, escuchar y llorar de alegría. El Señor nos puede cambiar.
¿Y qué debemos hacer? Creer. Creer que el Señor puede cambiarme, que el Señor es poderoso: Como ha hecho con ese hombre que tenía el hijo enfermo, en el Evangelio. Ese hombre creyó en la palabra que Jesús le había dado y se puso en camino. Creyó que Jesús tenía el poder de cambiar a su hijo, la salud del niño. Y venció.
La fe es dar espacio a este amor de Dios, es hacer espacio al poder, al poder de Dios, pero de que uno que es poderoso, al poder de uno que me ama, esto es la fe. Esto es creer: Es hacer espacio al Señor para que venga y me cambie”. (Frases extractadas de http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0139.htm y https://es.catholic.net/op/articulos/14346/cat/565/vete-que-tu-hijo-vive.html).