08 ago. 2025

La democracia en riesgo por el poder del narco y la corrupción

Durante las últimas semanas hemos recibido un verdadero tsunami de información respecto a la infiltración del poder del narcotráfico en las instituciones del Estado. A estas alturas ya no caben dudas respecto al peligro que corren el Estado de derecho y la democracia ante el embate del crimen organizado. Combatir estos poderes que son una amenaza no será tarea fácil para ello necesitamos el concurso de autoridades y funcionarios honestos y comprometidos. Están en riesgo soberanía y territorio, pero también nuestra calidad de vida.

Debemos dejar de observar las situaciones de nuestra realidad nacional como meras anécdotas. Las implicaciones reveladas durante la Operación A Ultranza Py que mostraron el presunto involucramiento de autoridades electas en hechos delictivos son graves y no pueden caer en el olvido.

Un ex diputado colorado, Juan Carlos Ozorio, se encuentra preso e imputado por lavado de dinero, tráfico de drogas y asociación criminal. Este tenía vínculos comerciales con el esquema liderado por los hermanos Miguel Insfrán, alias Tío Rico, y el pastor José Insfrán permitiéndoles poner en circulación dinero proveniente del tráfico ilegal de drogas del clan Insfrán y para ello usó a una entidad hasta entonces respetable, la Cooperativa San Cristóbal y con ello destruyó la credibilidad de la misma.

Otro caso es el que involucra al senador colorado Erico Galeano. El legislador fue acusado por los fiscales Silvio Corbeta y Deny Yoon Pak por ser sospechoso de haber incurrido en lavado de dinero y asociación criminal. Según la Fiscalía, el senador vendió una propiedad en el complejo Aqua Village, por casi cinco veces más el valor del que adquirió, y lo hizo a un testaferro de Miguel Ángel Insfrán, supuesto capo narco. Las contundentes hojas de acusación reflejan, además, el supuesto vínculo de Galeano con Sebastián Marset, uruguayo buscado por liderar una red criminal dedicada al tráfico internacional de drogas, quien jugaba en el Club Deportivo Capiatá en la época en que el senador era presidente de la institución deportiva.

Dicen los expertos que en estos tiempos para el narcotráfico es más rentable tener su propio partido y sus propios candidatos y que el crimen organizado transnacional y el narcotráfico eliminan a cuanta autoridad independiente existe, pues solamente si hay un vacío de Estado pueden ellos operar con impunidad. Lamentablemente, estas realidades están presentes en casi todos los países latinoamericanos y con cerrar los ojos no se resolverán los problemas que traen aparejados la impune delincuencia.

El narcotráfico y el crimen organizado transnacional no solamente han adquirido un poder descomunal, cedido por autoridades y funcionarios corruptos, sino que apuntan directamente a la destrucción de la institucionalidad y la democracia, pues con Estado de derecho e instituciones que funcionan y con transparencia no podrían prosperar. Es de esta manera que el crimen organizado acaba ocupando espacios que le corresponden al Estado. Recordemos a Clemencio González Giménez, conocido con el alias de Gringo, muerto por 70 balazos, considerado uno de los capos del narcotráfico en el Departamento de Amambay, su muerte se puede interpretar como “la aplicación de la ley del crimen”, después de décadas de impunidad por sus contactos con las instituciones.

Paraguay vivió una muy larga dictadura y lleva apenas poco más de tres décadas de democracia; sin duda, nuestra democracia tiene debilidades por lo que debemos considerar el riesgo en el que se encuentra nuestro frágil Estado de derecho ante el embate del narcotráfico y el crimen organizado. ¿Cómo se defiende una democracia si las mismas autoridades del Estado atentan contra ella?

Estamos ante una situación que solamente puede ser superada con transparencia, integridad y verdadero compromiso. En este punto, la ciudadanía tiene un rol fundamental, asumiendo responsabilidades, por haber permitido la elección a través del voto de personas que podrían tener vínculos con el narcotráfico y el crimen organizado, pero además puede hacer algo más, asumiendo su papel de contraloría exigiendo rendición de cuentas y transparencia a las autoridades.

Más contenido de esta sección
Cada 1 de agosto el país revive el dolor, la rabia y la indignación al rememorar el día de la tragedia del Ycuá Bolaños, y el recuerdo de las 400 personas fallecidas, los más de 500 heridos y 6 desaparecidos. Un supermercado ubicado en un populoso barrio de Asunción, que un domingo en la mañana se presentaba colmado de clientes, familias enteras que recorrían sus pasillos, cuando se desató el infierno con una explosión. 21 años después los recuerdos siguen doliendo, lo mismo que reconocer que no aprendimos la lección.
En las últimas semanas se han compartido testimonios de madres de personas adictas relatando desgarradoras historias que describen con realismo la situación que genera el extendido consumo de drogas. Paraguay tiene una limitada infraestructura para la rehabilitación, pero no se debe reducir la problemática a una de las víctimas –los adictos–. En la cima del organigrama de esta nefasta cadena dominan los traficantes de las drogas, que explotan a niños y jóvenes con el consumo, pero también usándolos en el negocio.
Sin una verdadera Justicia, la corrupción pública en el Paraguay no solamente seguirá gozando de impunidad, sino que además va a extenderse como un incurable cáncer. Este es el grave riesgo que corre el país de continuar el actual esquema en el que el sistema de Justicia otorga un trato especial a autoridades que habían sido electas para administrar la cosa pública y que luego fueron condenadas por hechos de corrupción. Sin embargo, lejos de ser un ejemplo, estos terminan siendo beneficiados con medidas de privilegio.
Son muchos años de funcionamiento del esquema de estafas conocido como la mafia de los pagarés. En todo este tiempo, los delincuentes han dejando un verdadero reguero de víctimas, y estas ya no pueden seguir aguardando a que las instituciones les ofrezcan una solución, pues está en juego nada menos que su subsistencia. La denominada mafia de los pagarés no deja de causar daño a trabajadores que se ven perjudicados al tener embargados sus salarios o pensiones. La Justicia debe dar respuestas y soluciones.
La seguridad social constituye uno de los principales mecanismos para reducir la vulnerabilidad de las personas y las familias, combatir la pobreza y garantizar una vida digna en la vejez. En el caso del Instituto de Previsión Social (IPS), además, facilita el acceso a servicios de salud en situaciones de enfermedad, sin necesidad de contar con recursos económicos adicionales en una etapa de la vida en la que la atención resulta fundamental para el bienestar.
Un reciente artículo nacional que analiza la evolución de la inflación y los ingresos laborales encontró una caída de estos últimos en términos reales. Esto significa una pérdida de capacidad adquisitiva en los hogares. Dicho resultado resulta contradictorio si se consideran el alto nivel de crecimiento económico, incluso por encima de los promedios regionales, y los cambios en determinadas condiciones institucionales que hicieron que una de las agencias calificadoras otorgara a Paraguay el tan esperado “grado de inversión”.