No hay una palabra que mejor describa al Ejecutivo que no se anima a realizar la reforma del Estado y organizar esa orgía desenfrenada con el presupuesto que acomete anualmente con el Legislativo, con huelgas y manifestaciones de apoyo de quienes creen que los “derechos adquiridos”, aunque injustos, no pueden ser sacados ni por Cristo.
El Presupuesto General de Gastos gasta de nuestro dinero (del suyo y del mío) el 80% en salarios. Sí, esa cantidad representa más de 12.000 millones de dólares. Ahí están hurreros, prostitutas, caseros de Ibáñez, socios de Cuevas y los más de 300.000 empleados públicos sin funciones ni tareas determinadas. Ellos son un problema de Estado que no quiere ser resuelto por nuestros mandatarios.
Son parte de su cuota activa y a pesar de las evidencias nos tocan la oreja y nos desafían a salir a las calles y hacer lo que lograron los chilenos: Bajar los salarios del sector público al 50%. Claro, antes casi acabaron con el país que mejor parecía funcionar en términos económicos, pero que era tan inequitativo e injusto como nosotros.
Irresponsables son todos estos que nos provocan abierta y desembozadamente todos los días. Los de Hacienda que cobran tres aguinaldos y los de Tributación, que se llevan grandes tajadas por hacer su trabajo de detectar evasores van ahora a huelga uniéndose a los empleados de la mal llamada Justicia y sumando a los de la ANDE, que no pagan su consumo eléctrico total y cuyas viudas o viudos cobran los salarios del fallecido hasta que mueran... los/as sobrevivientes. ¿Ustedes creen que esto será soportable?
Cómo evitar no entender el momento en que la gente que paga estos tributos salga a las calles como en Chile, Colombia o Ecuador y acaben sumando muertos, heridos y destrozos.
Con sus privilegios de presentismos, pago por títulos, bonificaciones de toda laya y los pornográficos salarios en las binacionales están convocando a la ciudadanía para que con la fuerza y el fuego terminen por asumir que todo eso está muy mal y afecta a la democracia. En ese momento, reducirán los salarios a la mitad y el país se habrá ahorrado 6.000 millones de dólares con los cuales la educación, la salud y las inversiones viales no necesitarán créditos, regalos o miseria. ¿Hará falta que todo esto pase para que los irresponsables actuales se den cuenta de la inmoralidad de sus salarios y privilegios?
Están provocando al soberano.
Este pueblo puede parecer tonto y distraído en juegos deportivos y fiestas de fin año, pero cuando todo eso pase, y vean cómo viven miserablemente seis millones y medio de habitantes, será tarde para remediar sus costos. Incendiarán este país y los irresponsables se preguntarán de dónde salieron tantos “alienígenas”.
No hay sitio público donde el desparpajo con el dinero de todos no esté libre de cargos de corrupción.
El poder central y el municipal se han rebelado contra la gente. Solo falta que esta tenga conciencia cuánto, cómo y de qué manera le roban no solo sus impuestos, sino también sus sueños y su futuro. Cuando veamos incendiar lugares públicos que concentran el repudio ciudadano, será muy tarde, pero no perdamos la memoria de recordar quiénes fueron los que acumularon paja y sobre ella tiraron gasolina y fuego con sus actos. Los irresponsables del sector público deben ser moderados antes de que sea demasiado tarde por nuestro bien y el de ellos, que no se dan cuenta de lo que pasa afuera.