15 oct. 2024

IPS inexpugnable

Las enfermedades postergadas en tiempos de pandemia están causando estragos en pacientes hipertensos, diabéticos, cardiacos, reumáticos y en aquellos con otras patologías. Los chequeos de rutina fueron aplazados por dos años.

IPS central_2.jpg

Gasto de bolsillo. Los asegurados del IPS denuncian el pedido de compra de insumos y hasta hilos para sutura.

En este tiempo de un breve respiro de los contagios masivos del coronavirus, las aseguradas y los asegurados del Instituto de Previsión Social (IPS) vuelven a pugnar telefónicamente para poder agendar una consulta médica. Pero, el IPS es inexpugnable.

Las puertas, simbólicamente, están cerradas. No lo digo yo, lo cuentan las aseguradas y los asegurados que quedan a la deriva sin poder acceder a una consulta. Las quejas virtuales copan el timeline en Twitter y en Facebook.

En algunos casos, la vida de las personas depende de este sistema de salud que no tiene nada de previsión.

Desde este espacio le propongo un ejercicio de empatía. Imagínese que padece artrosis y que en marzo del 2020, días antes del encierro total por la pandemia, le dieron fecha para la operación de la rodilla para octubre del 2020. Imagínese que ya pasaron dos años y que necesita volver al consultorio, pero nadie le atiende en el call center.

Imagínese que tiene un marcapasos y que hace más de 700 días que no puede agendar un turno con el cardiólogo. Imagínese que de esta consulta dependa su vida.

Imagínese que tiene antecedentes de cáncer en la familia y que hace 24 meses no pudo ir al hospital para un chequeo. Imagínese que ahora quiere acceder a un especialista, pero no logra agendar la cita médica.

Bueno, estos casos no son ficticios, forman parte de las penurias de muchas aseguradas y asegurados. Es indignante, ¿verdad?

Esa puerta de entrada, que es el agendamiento por call center, hoy es casi infranqueable porque aunque se logre hablar con un operador, tras una espera de hasta 50 minutos la respuesta es: no hay turnos o vuelva a llamar mañana.

Ese mensaje frustra a las personas que deben postergar su salud debido al deficiente sistema. Se habla tanto del diagnóstico precoz para un tratamiento adecuado de la enfermedad, pero esta premisa es casi inaplicable en el servicio de salud del IPS.

En tiempos de nuevas tecnologías y novedosas aplicaciones para los teléfonos inteligentes, el Instituto sigue centralizando el agendamiento a través de un sistema de llamadas que siempre está saturado. Es cierto, está disponible MI IPS en la web o el chat; que es una asistencia en línea, pero no dispone de otras especialidades o está colapsada debido a la avalancha diaria de ingresos al portal institucional.

Con estas falencias, el IPS expulsa cada día a las aportantes y los aportantes hacia el sistema de salud público o al privado, que es impagable, ahora con más razón por la crisis económica y la inflación.

Si una persona no consigue una cita médica, desiste de la idea o posterga el tratamiento. O llega muy tarde para el diagnóstico de la enfermedad. O va a un hospital privado, cuyo costo siempre es financiado con las polladas solidarias.

En este punto destaco las palabras de una entrevistada: “Si seguimos haciendo eso el sistema del IPS va a seguir siendo nefasto”. Esto no es un asunto personal, es un asunto colectivo. Todas y todos clamamos un derecho básico: el del acceso a la salud.

El seguro no es un servicio gratuito. Todas y todos lo sabemos porque cada mes hay un descuento del 9% en el salario. Pese a tantos reclamos, las autoridades hasta la fecha no logran dar respuestas eficientes, tampoco garantizan el abastecimiento de los medicamentos e insumos; esta también es otra arista de las falencias que vamos a profundizar en otro momento. Ahora solo podemos decir que el IPS está en deuda con las aportantes y los aportantes.

Me pregunto: ¿cuándo el IPS cumplirá con un servicio de salud más accesible?

Más contenido de esta sección
A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.