Oficinas de la sede de la Caja de Jubilados y Pensionados del Personal Municipal, ubicadas sobre la calle Benjamín Constant casi Colón, ardió en llamas y se perdieron papeles contables, como legajos de Devolución Total de Aportes (DTA) y otros, además de muebles de oficina.
Se presume que muchas de las devoluciones de aportes consignaban en las documentaciones que eran a pedido de los afiliados, pese a que estos jamás recibían, y no se sabe dónde fue a parar el dinero. Por estos casos existen denuncias.
El que habría iniciado el incendio, Ramón Fernando Kiessel, fue acusado y su caso se llevó a juicio. Durante el proceso, el funcionario denunció de un “plan macabro” de los propios directivos, por lo que la investigación continuó hacia ellos.
Por ello, fueron imputados Fabiana Benítez, ex directora de Administración y Finanzas; Rossana Ramírez, jefa de Tesorería; y Fulvia Fernández, jefa de Contabilidad. Los hechos son destrucción o daño a documentos o señales y por producción de riesgos comunes.
Kiessel apuntó a que estas le obligaron a provocar el fuego, bajo amenazas y con la promesa de un pago de G. 3 millones. Con las investigaciones, funcionarios de la Caja Municipal declararon y confirmaron conductas extrañas de los procesados.
Además, apuntaron a varias irregularidades de cómo se manejaba la contabilidad, como que el movimiento de expedientes se registraba en un cuaderno, y que el sistema no arrojaba ninguna alerta ni aviso si es que se hacían los pagos a los afiliados.