En promedio cada hectárea de tierra desarrollada se vende a USD 1.000, pero solo con capital extranjero los precios lograrán repuntar, lo que a su vez depende de una mejor calificación de riesgo a nivel país.
La Región Occidental se fue desarrollando y creciendo en infraestructura, electrificación, comunicaciones, tecnología y manejo de campo, pero además muestra un avance en la agricultura. Este territorio tuvo un fuerte incremento de precios entre 2008 y 2013, luego hubo una caída del 20% y desde el 2015 experimentó una poca mejoría, explicó Rodrigo Artagaveytia, director de Everdem, firma que se dedica a la venta de animales y propiedades.
INSUFICIENTE. En este contexto, el empresario comentó que si bien creció el interés en comprar tierras chaqueñas para hacer negocios, el capital paraguayo es insuficiente para recuperar las cotizaciones. “Está viniendo una nueva camada aprovechando las grandes condiciones que tiene el Chaco y su potencial de producción. En este momento hay una demanda importante de tierras, las concreciones no son muchas todavía, pero sí se ven un mayor movimiento y mayor demanda que años anteriores”, reveló Artagaveytia.
Están los inversionistas locales que desean expandirse o que ya tienen sus unidades productivas en la Región Oriental y desean explotar inmuebles para ganadería en el Chaco, pero, por otro lado, Paraguay está en la mira de empresarios extranjeros. Desde Uruguay y Brasil desde hace tiempo llegan inversiones, pero atípicamente hay una corriente importante de argentinos, que quizás son persuadidos por la transformación de las tierras chaqueñas en áreas agrícolas.
Sin embargo, para el director de Everdem faltan cuestiones que resolver para que Paraguay sea un lugar de aterrizaje de capitales extranjeros y que el precio de las tierras supere el promedio de USD 1.000 por hectárea. Se refirió al grado de inversión que se obtiene a través de calificadoras internacionales, las cuales miden los riesgos teniendo en cuenta varios puntos como la inflación, el equilibrio fiscal, crecimiento del producto interno bruto, nivel de reservas internacionales y los aspectos sociopolíticos. “Falta todavía ese grado de seguridad para venir acá”, advirtió Artagaveytia.
Recientemente su empresa marcó un hito con la primera subasta pública de un establecimiento ganadero en el Alto Chaco. Luego de estar dos años en venta y sin una oferta, los propietarios aceptaron esta herramienta y lograron rematar sus 24.338 hectáreas por USD 10,4 millones.