31 oct. 2025

Gobierno declara guerra a la obesidad para no ser un “país de gordos”

El Gobierno ha declarado la guerra a la obesidad para evitar convertirse en un “país de gordos”, condición que va camino de cumplir debido a unos deficientes hábitos alimentarios que se han consolidado en la franja más joven de la población, seducida por la denominada “comida chatarra”.

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Lanzan campaña para combatir la obesidad. | Foto: vidaabuelo.com.

EFE


Ello implica, además, un riesgo de contraer enfermedades crónicas, lo que se pretende sortear con una campaña que tiene por meta reducir las tasas de obesidad y sobrepeso para 2025, antes de que la situación se vuelva irreversible.

Uno de cada cuatro adultos paraguayos, que equivale al 23% del total de la población, es obeso, mientras que seis de cada 10 niños y adolescentes, cerca del 30% del total, tienen sobrepeso y exceso de peso, según los datos del Ministerio de Salud Pública.

Aunque los porcentajes se sitúan dentro de la tendencia latinoamericana y mundial, lo que el ministerio pretende es cortar una curva que se torna ascendente y es detectable en el abuso general de los alimentos procesados, precocinados, congelados, enlatados y azucarados.

Se trata de una dieta que, en muchos casos, está relacionada con factores económicos, pero a la que se suma otra igual de nociva y que tiene más que ver con tradiciones alimenticias más arraigadas en Paraguay, como el consumo de carne roja.

Y es que en Paraguay, sexto exportador mundial de carne bovina, el plato de “asado” está a la orden del día.

“Hay un exceso de consumo de carne roja, porque para el paraguayo si la comida no contiene carne roja no es comida. Se trata de una falta de educación alimentaria”, dijo Gabriela Fretes, responsable de la Unidad de Prevención de la Obesidad del Ministerio de Salud.

Otro de los alimentos que fomentan el sobrepeso y la obesidad entre los paraguayos son las empanadas, milanesas o la chipa, el popular panecillo autóctono, y la costumbre de comer estos panificados a diario.

“Los carbohidratos y la grasa son la base de la alimentación del paraguayo”, apuntó Fretes.

La especialista señaló que, en líneas generales, el paraguayo no concibe que la verdura y la fruta sean parte de su dieta, lo que va unido a un apego por la vida sedentaria y alérgica al ejercicio.

“Es verdad que hay una falta de espacios públicos, pero también que en el chip del paraguayo no está incorporado el hábito de moverse”, dijo Fretes.

Y como muestra un botón: la mayoría de los funcionarios del Ministerio de Salud que se presentaron a principios de este mes a un control de factores de riesgo registraron sobrepeso y reconocieron no realizar actividades deportivas.

Fretes advirtió que ese conjunto de hábitos son un factor de riesgo para enfermedades como el cáncer de colón, la hipertensión o la diabetes, un escenario que corre el peligro de repetirse de generación en generación, debido a las pautas alimenticias que los mayores dictan a los menores.

Según Fretes, este último sector está expuesto además a la publicidad de los productos que engloban la “comida chatarra": frituras, dulces y bebidas azucaradas, pese a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha solicitado que se restrinja su publicidad en niños.

Para la especialista, el reto es instalar en los hogares y en las escuelas una cultura que abogue por el consumo desde la infancia de frutas y verduras.

“Un niño que se desarrolla obeso, es ya un adulto obeso”, dijo Fretes.

La respuesta del Ministerio es la “Estrategia Nacional para la Prevención y el Control de la Obesidad 2015- 2025", lanzada para detener la obesidad entre los adultos y lograr una reducción de la obesidad del 30 % en los casos de niños y niñas de menos de cinco años y en mujeres embarazadas.

Paralelamente, el Congreso debate el anteproyecto “De protección a la niñez y adolescencia contra la malnutrición y enfermedades asociadas a ella”, cuya meta es prevenir la obesidad entre la población infantil y adolescente.

Entre otras medidas, el anteproyecto propone establecer una lista de alimentos cuya venta no debe de ser permitida en las cantinas de las escuelas públicas y privadas.

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