El texto del acuerdo de asociación UE-Mercosur se cerró en 2019 tras 20 años de negociaciones, pero, a renglón seguido, la parte europea pidió añadir un anexo en el que reclama más garantías a los países latinoamericanos de que se atendrán al Acuerdo de París y la legislación laboral internacional, cuestiones que en cualquier caso ya están contenidas en el texto.
En concreto, los europeos, con Francia a la cabeza, han expresado su preocupación por la deforestación del Amazonas y, consecuentemente, por que esos terrenos que antes eran selva sean dedicados a la explotación agrícola, con un incremento de la producción.
En opinión de Francia, la cohesión y la estabilidad europea peligra si, por ejemplo, el pacto permite la entrada de carne de animales engordados con hormonas del crecimiento, prohibidas en la UE, según dijo en una reciente entrevista con EFE la ministra francesa de Comercio, Sophie Primas.
El amplio espectro político francés se ha manifestado en contra del pacto, que ha puesto en pie de guerra a los agricultores. Por el momento, lo rechazan Francia, los Países Bajos, Polonia o Lituania, mientras que se han pronunciado claramente a favor España, Alemania o Suecia y otros como Bélgica, Luxemburgo o Rumania muestran dudas. EFE