La sentata por la paz organizada por la Unión Nacional de Centros de Estudiantes es una buena iniciativa que ha servido para que los jóvenes puedan expresar sus inquietudes y opiniones, respecto a la situación que se vive en las instituciones educativas del país. En este sentido, reclamaron la falta de criterio del Ministerio de Educación por haber implementado el cateo de mochilas y bolsos de niños, niñas y adolescentes del sistema educativo. Como bien sabemos, la autorización del cateo se dio tras el asesinato de la directora Sofía Rodríguez en una sala de clases en Colonia Independencia.
Los estudiantes de la Unepy rechazaron la implementación de la Resolución Nº 843/23, en el transcurso de la sentata iniciada el martes en Paraguarí, San Pedro y Canindeyú, y que tiene su continuación en la capital, Central, Misiones y Alto Paraná. Los jóvenes exigen abrir espacios de diálogo en los centros educativos, para abordar los problemas de violencia escolar en todo el país.
Resulta válida la pregunta que se hacen los estudiantes, cuando dicen: “Si nosotros podemos hablar y crear estos espacios, ¿por qué el MEC no?”. La sentata es una iniciativa que quiere abrir debates, de los que tomen parte expertos en educación así como profesionales de la salud mental para que les escuchen; y como una alternativa a las medidas represivas como el cateo de las mochilas.
Los ejes son el diálogo y el debate en un ambiente de armonía, y según expresó uno de los dirigentes juveniles, quieren que estas charlas sirvan además para “despejar nuestra mente en un ambiente seguro”. Este es un aspecto que, sin lugar a dudas, la sociedad debe considerar y por eso hacer esfuerzos para ser empáticos con los adolescentes y jóvenes de la educación pública, respecto a cómo están viviendo este momento, en medio de la compleja problemática del aumento de la violencia en las escuelas.
Este es un fenómeno que resulta frecuente observar en los medios de comunicación cuando reportan desde otros países, pero sorprende la tremenda actualidad que tiene en Paraguay. En nuestro país, los hechos de violencia escolar en este 2023 han ido en aumento y actualmente suman 625, cuando el año pasado llegaron a 225 denuncias, en el mismo periodo de tiempo.
“La paz es hija de la convivencia, de la educación, del diálogo”, decía la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. Considerando esa premisa, debemos insistir a las autoridades del Gobierno, del Ministerio de Educación, que no es momento para discursos populistas y promesas que no tienen intenciones de cumplir. Debemos insistir en que llegó la hora de escuchar a los estudiantes, y no repetir el modelo de comunicación vertical y no participativa.
El Estado paraguayo debe garantizar que los niños y adolescentes accedan a una educación de calidad y en un ambiente seguro. Asimismo deben hacer posible que, en situaciones de gran complejidad como la que se vive, los estudiantes puedan contar con asistencia de profesionales de salud mental.
Los hechos de violencia escolar en lo que va del año suman más de 625 en cifras. Se cuentan 225 denuncias más que en el mismo periodo de tiempo el año pasado. Ante estos alarmante datos, se debe apoyar la iniciativa estudiantil de diálogo para mejorar la convivencia; y recordar al mismo tiempo las palabras del obispo de Caacupé, Ricardo Valenzuela, quien llamó la atención a los padres e instó a “aprender de nuevo a vivir” y poner de moda valores que nos exige el amor.
“Hay que poner de moda la sencillez, la austeridad, el respeto, las amistades sinceras, la atención gratuita al otro, la fidelidad”, había señalado el obispo en su homilía.