Los controles, que también se realizan por la noche, cuentan con el respaldo activo de la Policía Nacional. El primer despliegue llevado a cabo el 10 de enero en la zona adyacente a la avenida Julio César Riquelme, frente al Centro Educativo Municipal, generó un impacto inmediato con la retención de 45 motocicletas. En el segundo control, efectuado el mismo día en la avenida Concejal Romero, se incautaron 27 motos.
El tercer operativo, realizado el 13 de enero sobre la avenida San José, zona Willy Burger, en horas nocturnas, resultó en la retención de 58 motocicletas. El lugar es un punto de concentración y los vecinos relatan que dormir de noche simplemente es una misión imposible, debido a la concentración de motocicletas en el lugar.
REACCIÓN CIUDADANA. El problema empieza cuando en horas de la madrugada, se empieza a realizar una especie de competencia de roncadores. “Es una locura, los sábados y domingos de madrugada. Parece que están todos locos y empiezan a acelerar. El ruido es infernal. Realmente felicito al intendente por este trabajo que están haciendo. Sé que hay gente le crítica mucho, pero en este tema, realmente se está destacando”, relató Víctor Bareiro, vecino de la zona.
Otro aspecto reclamado por la población tiene que ver con las condiciones generales de mantenimiento de las motocicletas. Exigen –por ejemplo– que tenga las luces en condiciones. “Antes de liberar los biciclos, podrían exigir que tengan sus luces funcionando, además exijan que tengan chalecos reflectivos. Es un flagelo diario. La gente irresponsable, propicia accidentes, comprometiendo a gente inocente”, dijo Jorge González.
Pedro Medina requirió al intendente Prieto que los controles se realicen regularmente para que se haga respetar la ordenanza de tránsito y la ley general de tránsito. A su criterio, los ruidos provocados por los escapes modificados es un verdadero problema social.
“Es muy molestoso. La gente debe descansar, sobre todo los que tienen obligaciones todos los días”, remató.