24 abr. 2024

Encuentros nocturnos

Cuando el frío arrecia, las calles no son un buen lugar para quedarse a dormir. Sin embargo, hay personas que no tienen opción y lo hacen, pese al riesgo que eso implica. Acompañamos a una brigada de la SEN para conocer cómo funciona el Operativo Invierno.

ALBERGUE

Extraños en la noche. Si la temperatura es menor a 10ºC, funcionarios que trabajan en el Operativo Invierno recorren las calles. Cuando encuentran personas durmiendo a la intemperie, se ofrecen a llevarlas a un lugar donde estarán mejor resguardadas.

Por: Silvana Molina | silvana@uhora.com.py
Fotos: Fernando Franceschelli.

“¿Rohóta pio?”. El joven acostado sobre un improvisado colchón de cartones en la vereda se incorpora algo confundido, intentando conservar la escasa calidez que le brinda una desgastada frazada. Ya sentado, sin despojarse de su ligero cobertor, mira entre incrédulo y atemorizado al fortachón que acaba de interrumpir su –¿plácido?– sueño para ofrecerse a llevarlo a un lugar más acogedor.

Son las 21.15, y en las calles semivacías de Asunción el frío invernal entumece los cuerpos y las almas. La temperatura, que no supera los 10 grados centígrados –una marca poco usual para un país como el nuestro–, obliga a quedarse al abrigo del hogar antes que aventurarse a sentir el azote del viento helado en el rostro. Pero, claro, la realidad es que no todos tienen esa posibilidad.

Uno de ellos es Cristian (30), el joven en cuestión. Desde el año 2013, su hogar no es otro que la calle, un territorio que hizo suyo, buscando un modo de sobrevivir. Durante el día, zigzaguea entre los autos que circulan por el microcentro, limpiando parabrisas a cambio de monedas. Por la noche, fabrica una cama sobre la acera, con ayuda de cartones y trapos. Sobre ella estaba durmiendo, precisamente, cuando se detuvo en el lugar una camioneta con el logo de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), de la cual se bajaron dos hombres con chalecos naranjas, identificados como funcionarios de esa institución.

“Ore ko roguereko peteĩ albergue la roke haĝua. ¿Rohóta pio?” (Tenemos un albergue donde se puede ir a dormir. ¿Vamos?), insiste uno de los recién llegados, recurriendo al idioma guaraní para generar más confianza. Él y sus acompañantes son funcionarios de la SEN asignados al Operativo Invierno, un programa que se pone en marcha cuando las temperaturas son iguales o inferiores a 10 grados.

A partir de las 18.00, unos cinco vehículos salen a recorrer Asunción y Gran Asunción en busca de personas que están a la intemperie y sin hogar, para trasladarlas al refugio, ubicado en la ciudad de Fernando de la Mora, donde se les brinda un lugar para dormir, alimento y ropa. Generalmente, el recorrido se realiza sobre la base de reportes telefónicos hechos por ciudadanos.

El patrullaje se realiza hasta las 22.00, luego de lo cual las camionetas ya solo salen cuando reciben alguna notificación puntual.

Cocido y colchón

<p><strong>Reconfortante.</strong> El cocido con leche y coquitos tiene mucha aceptación por parte de los inquilinos temporales.</p>

Reconfortante. El cocido con leche y coquitos tiene mucha aceptación por parte de los inquilinos temporales.

“Jareko hina guiso de arro porã” (tenemos un buen guiso de arroz), ofrece uno de los ayudantes del refugio a los huéspedes que acaban de llegar, algo intimidados aún por tanta amabilidad. “También hay cocido caliente con leche y coquito”, invita otro. Una bandeja con sopa paraguaya, donada por una vecina del lugar, completa las opciones del menú.

El refugio de Fernando de la Mora es en realidad un espacio abierto en la parte frontal de una pequeña casa, que fue convertido en un gran dormitorio mediante la colocación de un techo de lona, paredes de chapas y hule, y piso de cemento sobre el que se han puesto pallets a modo de cama. Sobre ellos se apoyan los colchones y frazadas.

Más de una docena de personas está durmiendo en el lugar. A falta de almohadas, la mayoría coloca sus bolsos debajo de su cabeza, algo que además les sirve para proteger sus pocas pertenencias de eventuales pérdidas.

No es precisamente un lugar cálido, porque el viento helado logra traspasar las frágiles paredes, pero definitivamente es un sitio más confortable que la calle.

“Nuestra misión es que nadie muera de frío”, asegura Cástulo López, uno de los encargados del albergue. “Hoy tenemos 19 personas. De ellas, siete vinieron por su cuenta, porque ya conocen el lugar. A las otras las trajimos nosotros”, explica.

Sin embargo, no siempre las personas abordadas aceptan ir al refugio. “Nosotros no les obligamos. Si no quieren venir, les dejamos frazada y colchón, previa anotación de sus datos”.

Hogar de asfalto

<p><strong>Sueño plácido.</strong> En el refugio de la Secretaría de Emergencia Nacional, ubicado en la ciudad de Fernando de la Mora, las paredes son de chapa y hule. Pero al menos hay colchones, comida y techo… aunque sea de lona.</p>

Sueño plácido. En el refugio de la Secretaría de Emergencia Nacional, ubicado en la ciudad de Fernando de la Mora, las paredes son de chapa y hule. Pero al menos hay colchones, comida y techo… aunque sea de lona.

Para Héctor (36), este es su primer invierno sin hogar. “Yo me peleé con mi hermano en Año Nuevo, y desde esa vez vivo en la calle”, revela este hombre delgado, mientras trata de aliviar el temblor de su cuerpo frotándose las manos frente a un brasero.

A Julio (32) lo recogieron de la vereda de Manuel Domínguez y Brasil, frente al Hospital del Quemado. Duerme allí todas las noches, desde hace cuatro meses. Durante el día junta latitas, que luego vende.

Mientras algunos duermen, otros se sientan a comer algo o a charlar. No es fácil lidiar con un grupo de personas desconocidas, a quienes lo único que las une es el hecho de no tener un lugar donde dormir. Por eso, los encargados tienen que estar atentos a eventuales peleas y tratar de apaciguar los ánimos.

De repente, un vehículo se acerca y se detiene frente al albergue. De él baja un joven con un paquete en las manos, y se lo entrega a don Cástulo. Es comida, para las personas que están en el lugar. “La gente suele traer donaciones de alimentos y ropa también”, comenta el encargado.

Un vecino de la zona se acerca a conversar con él y ver en qué puede colaborar. “Es loable lo que están haciendo acá. Pero también hay que tener en cuenta que esto es un problema mucho más profundo. A estas personas les falta asistencia sicológica, oportunidades para salir de esto, para que se puedan reinsertar en la sociedad”, analiza Alejandro Medina, quien es miembro de la congregación San Pío X.

El albergue que se ofrece en este sitio es de 24 horas. Al día siguiente, cuando amanezca, y luego de desayunar, los “visitantes” desalojarán el lugar para volver a sus actividades cotidianas en las calles de la ciudad.

Será hasta que el próximo frío los traiga de regreso... O hasta que se den las condiciones sociales y económicas que les permitan dejar de ser personas sin hogar.

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DÓNDE REPORTAR

En las noches en que la temperatura sea inferior a 10 grados centígrados, si ves a personas durmiendo en la calle o deambulando aparentemente sin hogar, podés reportar el caso llamando al (021) 440-997/8, para que un equipo de funcionarios asignados al Operativo Invierno, de la SEN, pueda acudir al lugar.

Este servicio también se realiza en Ciudad del Este, Encarnación, Concepción y San Pedro, en coordinación con las autoridades locales y voluntarios.

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Frío peligroso

Cuando una persona está expuesta de manera prolongada al frío, puede sufrir una hipotermia. Esta afección hace que la temperatura corporal normal (que es de 37ºC), baje a menos de 35ºC, porque el cuerpo comienza a perder calor más rápido de lo que puede producirlo. La hipotermia afecta el cerebro y hace que la persona no piense de manera clara ni se mueva normalmente. Puede causar temblores, pérdida de memoria y dificultad para hablar. Si se agota la energía corporal, la hipotermia lleva a la muerte.