REUTERS. La mezcla informal y espontánea de los dos idiomas ibéricos es comúnmente usado en el sur de Brasil, que tiene fuertes lazos con sus vecinos Argentina, Paraguay y Uruguay, y por los españoles y latinoamericanos que visitan otras partes de la ex colonia portuguesa.
“Es fácil de entender”, dijo Roseangela de Azevedo, mánager de la tienda de artesanías Tche Casa do Gaucho en Porto Alegre.
“Lo usamos un montón con turistas que vienen a la tienda, chilenos, argentinos. Son muy similares aunque tenemos algunas palabras diferentes”, agregó.
Felipe y Diego León, dos hermanos de Bogotá, Colombia, dijeron que habían viajado por Brasil desde Río de Janeiro a Brasilia y Sao Paulo sin que se les trabara la lengua.
“No es difícil. Si hablamos español despacio y decimos unas palabras en portugués, ellos entienden. Frango por pollo, suco por jugo. Podemos decir bom dia y boa noite”, comentó.
“Las personas son muy amables e intentan ayudar”, agregaron los hermanos.
Sin embargo, algunas palabras son engañosas.
Si se pide un vaso, uno puede terminar con un orinal sobre la mesa. Y una borracharia es un taller de neumáticos en el portugués de Brasil, no un lugar donde uno va a emborracharse después de un partido.
Además, los colombianos no deberían preguntar dónde encontrar una buseta (autobús pequeño en Colombia) si están intentando llegar a un partido. En Brasil, buceta es una expresión vulgar para referirse a los genitales femeninos.