Fue una sorpresa, sin dudas, y al mismo tiempo es una verdadera incógnita lo que va a ser el gobierno que asumirá el próximo 10 de diciembre en la Argentina. Al final, la victoria en las elecciones pasadas fue para el ultraliberal antisistema Javier Milei, presidente electo de Argentina, quien venció el pasado domingo con un 55,69% frente al 44,30% del peronista Sergio Tomás Massa.
Javier Gerardo Milei deberá hacer frente a la severa crisis que vive este país. Él es un outsider, lo que se define como un novato en política, que en su caso revolucionó el avispero de la política argentina acaparando titulares con discursos disruptivos.
Los analistas advirtieron muy pronto que el mismo tendrá el desafío de gobernar con minorías en el Congreso y con un amplio sector de la sociedad ya movilizado en su contra.
Milei ciertamente se ganó su lugar en la Casa Rosada, y subrayan los expertos que la falta de estructura política en el Parlamento será un problema casi a diario para asegurar la gobernabilidad del país. Con 38 de 257 escaños en la Cámara de Diputados y siete de 72 bancas en el Senado, La Libertad Avanza (LLA), de línea de ultraderecha, va a tener que generar espacios de diálogo y consensos con las demás fuerzas para poder aprobar proyectos de ley, o le auguran los analistas un Congreso rígido, donde la oposición podría fijar su propia agenda, lo que tendrá como resultado tensas relaciones entre Ejecutivo y Legislativo. Por eso, uno de sus principales desafíos será mantener la gobernabilidad.
Tras la contundente victoria, se menciona, sin embargo, un aspecto que puede ser un obstáculo en la relación con el Congreso, históricamente controlado por el peronismo, aunque actualmente sin la fuerza de otros momentos, se trata de la bandera negacionista de la dictadura de su futura presidenta, la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, lo que podría generar empatía en otras formaciones. El costo político de tener una dupla que defiende a represores de la última dictadura militar, reivindicando su papel entre 1976 y 1983 como una guerra entre dos facciones, y que públicamente ha negado el número de 30.000 desaparecidos, podría ser muy considerable para Milei.
Desde nuestra orilla deseamos lo mejor para aquel país, por nuestras relaciones comerciales, por los proyectos que tenemos juntos y que sin dudas son fundamentales para ambas naciones. No podemos ignorar el importante papel que ha tenido la Argentina históricamente acogiendo a paraguayos.
Este año la corporación Latinobarómetro hizo público su informe anual en el que destaca que en muchos países de América Latina está creciendo la población incómoda con la democracia, y que en promedio, el 54% de los latinoamericanos dicen que no importa si el gobierno llega al poder sin democracia, siempre y cuando resuelva los problemas.
Advierte este informe de una recesión democrática en América Latina, pero ya no se refiere a las antiguas dictaduras que vivimos, sino más bien al declive y a la vulnerabilidad a la que han llegado los países de la región después de una década de deterioro continuo y sistemático de la democracia. En ese sentido, menciona que hubo 21 presidentes condenados por corrupción, 20 presidentes que no terminaron su mandato, y presidentes que forzaron su estadía en el poder rompiendo las reglas de reelección. La pandemia vino a profundizar la insatisfacción y, de hecho, la Argentina se inscribe entre los países que optaron a través de los votos por la alternancia, siendo derrotado el oficialismo. Paraguay es una excepción, pues este año votó por el continuismo.
Valoremos entonces la fortaleza de la democracia en la Argentina y esperemos una continua y fraterna cooperación entre ambos países.