19 jun. 2025

El primer mapa del envejecimiento ovárico abre la vía a mejorar su función

La pérdida paulatina de la fertilidad está provocada, en parte, por un declive en la funcionalidad de los ovarios debido a la edad, pero los mecanismos que están detrás no se conocen. Ahora, científicos han logrado la primera hoja de ruta del envejecimiento ovárico y establecer la implicación de algunos genes.

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Los azúcares modificados son especialmente efectivos “en virus responsables de infecciones respiratorias y herpes”, destacó en un comunicado la Universidad Politécnica Federal de Lausana (EPFL).

Foto: medicinaysaludpublica.com.

El estudio, realizado en primates, se publica en la revista Cell y los genes identificados podrían ser usados como biomarcadores y objetivos terapéuticos para, en un futuro, poder diagnosticar, extender el periodo fértil y tratar la infertilidad femenina.

También las enfermedades ováricas asociadas con la edad, como el cáncer de ovarios, según los autores.

La investigación está liderada por científicos de centros de EEUU y China y el hecho de haberla realizado en monas es “muy relevante”, relata el español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, del Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk en California, quien recalca que estudiar el envejecimiento en primates es fundamental “si realmente queremos trasladar el conocimiento a la práctica clínica”.

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En este estudio, resume, “encontramos que el estrés oxidativo es clave en el envejecimiento ovárico”.

El ovario es un órgano reproductivo complejo en el que una célula ovárica, llamada ovocito, sufre meiosis –división y reproducción celular– para convertirse en un óvulo, recuerda el Instituto Salk.

Las mujeres nacen con un número determinado de ovocitos que comienzan a ser menos funcionales una vez que estas cumplen 35 años, lo que acaba provocando infertilidad, según el conocimiento actual.

Por eso, una mejor comprensión del entorno molecular ovárico así como de los mecanismos que hay detrás de su envejecimiento podría servir para desarrollar nuevas terapias para problemas de infertilidad, así como para extender el período fértil en la mujer.

Estudiaron 2.601 células ováricas de monas

Para avanzar en este sentido, los investigadores estudiaron y compararon 2.601 células ováricas de monas jóvenes, de 4 a 5 años, y de monas de más edad, de 19 a 20 años, edades que son comparables a las de mujeres de aproximadamente 16 y 60 años, respectivamente.

Identificaron patrones de actividad genética para cada tipo de célula ovárica, incluidos los ovocitos y las células de la granulosa (aquellas que rodean a los ovocitos a medida que se desarrollan).

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Al igual que en estudios previos con ratones, el equipo observó cambios en la función de genes relacionados con el estrés y la división celular en las hembras primates.

Asimismo, constataron cómo a medida que los ovocitos y las células de la granulosa envejecían algunos de los genes que tienen que combatir el estrés celular se volvían menos activos, provocando daños y deterioro.

Los científicos, entonces, compararon sus resultados con células de la granulosa de mujeres sanas con edades comprendidas entre los 21 y 46 años y vieron también un daño por el estrés celular asociado a la edad, así como muerte celular.

Además, identificaron que los genes antioxidantes GPX1 y GSR, en los ovocitos, y IDH1 y NDUFB10, en las células de la granulosa, están relacionados con la función ovárica.

Para entender mejor esta conexión entre envejecimiento ovárico y estos genes antioxidantes, los científicos comprobaron qué sucede en las células humanas cuando, en concreto, los genes IDH1 y Ndufb10 pierden su función: comprobaron que sin ellos las células envejecen.

“Los resultados sugieren que estos genes juegan un papel crítico en la protección de las células ováricas contra el estrés celular durante el envejecimiento tanto en humanas como en primates”, resumen los autores, que apuntan que estos genes, en concreto IDH1 y Ndufb10, podrían ser “biomarcadores prometedores” para el diagnóstico y tratamiento del deterioro de los ovarios con la edad.

Ahora, explica Izpisúa, están tratando de averiguar si estos genes antioxidantes son específicos del envejecimiento ovárico o si pueden estar relacionados con el envejecimiento en general.

Este trabajo proporciona “una comprensión integral” de los mecanismos específicos del envejecimiento ovárico de los primates, con una resolución célula a célula, indica Guang-Hui Liu, de la Academia China de Ciencias y antiguo investigador asociado al grupo de Izpisúa.

Para Concepción Rodríguez-Esteban, también del Salk, los resultados sientan las bases para la evaluación cuantitativa de la calidad de los ovocitos y la edad reproductiva en las mujeres.

El estudio enseña nuevos marcadores de diagnóstico que, junto a los hallazgos moleculares, “serán fundamentales para el desarrollo de intervenciones que promuevan un envejecimiento más saludable”.

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