Estos patrioteros alzan la voz vehementemente desde sus bancas en el Congreso cuestionando a aquellos que no se ponen la camiseta del gobierno como si las cuestiones de Estado sean un trámite futbolístico.
Ellos son los mismos de aquellas afirmaciones falaces que definen al país como un Edén entre tantos vecinos inclinados hacia la izquierda. Estos “neopatriotas” que vieron la luz y que se atribuyen todas las virtudes morales son los mismos de los privilegios, los responsables de que las instituciones se llenen de planilleros, los que se autoasignan combustibles, seguros médicos y viajes a costa del pueblo. Y los que defienden administraciones corruptas como hicieron los Diputados, que blindaron a tres intendentes sospechados de corrupción para frenar intervenciones. Son, en suma, los que ven al Estado como su propiedad y agencia de empleo familiar.
Como políticos son hábiles para encontrar un “enemigo común” y repetir mil veces que ahí está el problema. Es más fácil siempre regalar la culpa porque como dice una frase rockera: “La culpa ajena es barata, regalarla no nos cuesta”. Resumiendo, en el caso de la hidrovía; Argentina empezó mal y Paraguay reaccionó conforme a derecho.
Pero los políticos que se montan en esta disputa que irresponsablemente pretenden convertir en una cruzada en la que todos nos embarquemos, olvidan que el país vecino abre sus puertas a miles de compatriotas y, muchos allí tienen un trabajo, tienen casa y salud; tienen ocio, en una palabra, tienen una vida que nuestro sistema nos les brinda.
En la balanza de pagos –Argentina así como Brasil– es un jugador insustituible para nuestro país. En un breve indicativo es mejor andar bien con el segundo mayor socio del Mercosur, cuando menos con los dos. Y no es una cuestión de entreguismo, sino una cuestión lógica.
Los números hablan por sí solos.
El intercambio comercial del Mercosur con el mundo muestra mayores exportaciones que importaciones. El superávit comercial en el 2019 con los países de extrazona ascendió a USD 66.000 millones.
El Mercosur viene mostrando un crecimiento paulatino en su balanza comercial con el resto del mundo a partir del año 2015. En los últimos cinco años el superávit comercial del bloque se incrementó en un 386%. Así la región se consolida como un exportador neto de bienes.
En 2019, las exportaciones combinadas entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay sumaron USD 272.573 millones, mientras que las importaciones fueron de USD 205.930 millones. Esto arroja un saldo comercial positivo con el resto del mundo de USD 66.642 millones.
Este breve indicativo da muestra que los dos grandes socios del Mercosur tienen balance positivo, según datos de 2020, en sus relaciones comerciales con el resto del mundo. Hasta entonces, Paraguay tenía más importaciones que exportaciones hacia el resto del mundo, es decir, una balanza de pagos negativa.
Incluso, está último en exportaciones con relación a Uruguay. Tal vez esta realidad cambiará paulatinamente a raíz de que la pandemia reconfiguró las relaciones con el mundo.
Por más que esta coyuntura nos encuentre tenuemente enfrentados, la mayoría espera que a ninguna de las diplomacias se les vaya de las manos, la cuestión.
Por otro lado, debemos mirar de reojo cómo se renegocia Itaipú. No sea que todas nuestras fichas estén metidas en las relaciones con el Río de la Plata. Y nos olvidemos de reivindicar nuestros derechos ante el otro gigante sudamericano.