Hace una semana circuló un video en las redes donde el bloguero español Rubén Señor Cruz decía que en Paraguay no hay nada que ver. Sin embargo, este fue solo el gancho para decir que en Paraguay hay mucho, principalmente, mucho que sentir y elogió a la gente.
Y realmente si uno conoce a la gente es por ahí donde más rápido uno se enamora del país. El país de la hospitalidad, del “donde comen uno, comen dos, o tres o...”.
Creo firmemente que la maravilla de un país radica principalmente en el paisaje y en el trato que da, en la hospitalidad que se brinda, en el positivismo que contagia.
Y sí, hay muchas maravillas que ver en el país. Si sos de hacer turismo interno, vas a encontrar un pedacito de cielo en prácticamente cada ciudad, donde cada fin de semana se festeja por lo que sea, pero se festeja.
Rubén dice en el video: “Madre mía, la gente (de Paraguay); son supergenerosos, supercariñosos, muy cercanos, son un amor... Compartiendo tereré, chipa, asado, sopa paraguaya, de todo... Esa gente es para llevarte metiditos en el bolsillo. Es que sí, es así; en Paraguay no hay nada que ver, pero hay mucho, mucho que sentir, porque está muy bien ser bonitos por fuera, pero lo importante es ser bonito por dentro”.
Y pienso que todavía hay tanto que potenciar en el país; por ejemplo, en el turismo, haciendo que se conozca nuestra tierra en otros lugares.
Pero hay otras materias pendientes de las cuales no debemos olvidarnos. ¿Cómo mejoramos el país para que nosotros también queramos seguir viviendo aquí? Y sí, suena rara la pregunta, pero es que muchas veces desde nosotros mismos sale que acá no hay para progresar, que debemos salir para crecer y esa mentalidad se cambia si potenciamos el país.
Una mejor inversión en salud, educación y seguridad. Creo que en estas tres palabras se engloba todo lo principal que necesita el Paraguay para seguir potenciándose.
El Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030 tiene básicamente tres ejes, que son reducción de pobreza y desarrollo social, crecimiento económico inclusivo y la inserción al mundo en forma adecuada.
En su visión, refieren al Paraguay como un país competitivo, “con índices de desarrollo social en el rango más alto de Sudamérica; conectado y abierto a los vecinos y al mundo; ambiental y económicamente sostenible; con elevados índices de seguridad jurídica y ciudadana; fuerte protagonismo de la mujer; con jóvenes visionarios y entrenados, liderando el país”.
Menciona también un Estado democrático, solidario, subsidiario, transparente y que promueva la igualdad de oportunidades.
Sí, con estos objetivos que se propusieron, tenemos mucho que exigir al Estado, y ahora principalmente, tenemos la suma obligación de evaluar las políticas, ya que estamos a pasos de que el Gobierno tenga nuevos protagonistas que nos representen.
Actualmente, quizás la solución no sea elegir al candidato más preparado —aunque sería lo ideal—, porque puede ser que la rosca en la que se metió ya esté manchada. Hoy, lo principal es identificar a quien realmente tenga como visión potenciar el país.
Porque el Paraguay debe ser un lugar donde haya mucho más que ver y sentir, debe ser un lugar de crecimiento.