El huracán Helene, que causó cerca de 110 muertos y un tendal de destrucción en el sureste de Estados Unidos, se convirtió ayer en tema importante de la campaña electoral, obligando a los demócratas a rechazar las acusaciones por la gestión de la catástrofe. Duramente cuestionado el candidato republicano Donald Trump, el gobierno de Joe Biden aprobó ayuda federal para varios estados tras el desastre y prometió ayer que la asistencia durará “todo el tiempo que sea necesario”. “Seguiremos enviando recursos, incluyendo alimentos, agua, comunicaciones y equipos de salvamento”, dijo el presidente, que planea viajar a las zonas más afectadas esta semana.
Helene tocó tierra el pasado jueves por la tarde cerca de Tallahassee, capital de Florida, como un huracán de categoría 4 –en una escala de 5- con vientos de 225 km/h.
La vicepresidenta y candidata demócrata Kamala Harris, que canceló eventos de campaña para informarse sobre la respuesta federal, también visitará las zonas afectadas después de la primera ola de operaciones de emergencia. En cambio, el candidato republicano Donald Trump llegó ayer a Valdosta, en Georgia, el lugar donde hubo mayor destrucción por las inundaciones, y prometió “llevar mucho material de ayuda, incluido combustible, equipo, agua y otras cosas” a los necesitados. AFP