Cada empresa calificadora tiene sus propios métodos y utiliza información que puede diferenciarse en algunos aspectos, pero en la mayoría de los casos incorporan en sus análisis tanto variables económicas como sociales y políticas.
En este caso la empresa calificadora señala que el resultado de Paraguay refleja una combinación de factores, entre los que se incluyen un crecimiento económico sólido y sostenido; la expectativa de que la economía se convierta en un importante motor de crecimiento y un historial de reformas institucionales que ha mejorado la evaluación de la solidez institucional y de la gobernanza.
El informe también señala que los sucesivos gobiernos han seguido una estrategia de diversificación económica e inversión pública en infraestructura, preservando al mismo tiempo la solidez fiscal de Paraguay y aumentando y diversificando el acceso del soberano a la financiación de mercado. La inversión en infraestructura está aliviando los cuellos de botella del transporte paraguayo y facilitando el flujo de inversión privada en el sector no tradicional, incluyendo la manufactura ligera, la silvicultura y las energías limpias.
La diversificación económica y la inversión pública en infraestructura apoyan la resiliencia a los choques, preservando al mismo tiempo la fortaleza fiscal, incluye el documento que da a conocer la calificación.
A pesar de las ventajas que implica contar con buenas calificaciones, es necesario ser cautelosos con el significado de este instrumento. En primer lugar, siendo necesario considerarlo como uno más de un conjunto de indicadores para analizar de manera comprensiva y global, la situación económica de un país. En segundo lugar, porque su éxito en la atracción de inversiones y en la mejor posición de Paraguay a la hora del endeudamiento soberano dependen de otros factores que implica continuar trabajando.
Es alentador saber que Paraguay mejora en su riesgo crediticio y que con ello podrá ubicar mejor sus bonos; sin embargo, también hay que tener en cuenta que estamos en el límite de la sostenibilidad de la deuda según varios estudios, por lo que hay que tomar con relativa precaución esa ventaja. Si bien una buena calificación contribuye a reducir los costos del endeudamiento, este no es el único costo que enfrenta el país. Esos intereses hay que pagarlos y para eso se sacrifica la inversión en otras políticas. Ya lo refleja el sistema de salud en el que las propias autoridades señalan que hay que elegir los pacientes oncológicos que serán atendidos.
En el caso de la mejor condición para atraer inversiones, el vínculo tampoco es directo. Entre las tareas pendientes se encuentra no dejar impunes los delitos de carácter internacional como el lavado de dinero, dejar de estar en los escenarios internacionales por problemas de drogas, el combate al contrabando, el aumento del capital humano.
Necesitamos inversionistas que generen empleos, transfieran tecnologías, con apego a la ley y estándares éticos elevados. Contar con esta alta calificación nos debe dar energía para continuar el esfuerzo por la búsqueda de mejores fuentes de financiamiento del desarrollo.