El creador de términos tan populares como “chupetómetro” y “sumbudrule”, o de frases tan míticas como “¿Qué gusto tiene la sal?”, ingresó el jueves de urgencia en un sanatorio privado de Buenos Aires tras sufrir unos mareos, de acuerdo con su representante, Maximiliano Marbuk.
“Ha estado hasta el último momento bien, con toda la gente que lo quiere. Nunca nos vamos a olvidar de este Carlitos maravilloso que se fue como tenía que irse, como un personaje increíble y adorado”, afirmó María Emilia Zavaleta, compañera de Balá en la película El tío disparate.
Humor blanco. Caracterizado por un peculiar flequillo y dueño de un carisma inigualable, Balá dedicó más de cincuenta años de su vida al entretenimiento, especialmente en programas infantiles, desplegando un humor “blanco” y una simpatía natural que maravilló a millones de argentinos.
Nacido el 13 de agosto de 1925 en Buenos Aires, comenzó su larga carrera artística en el año 1958 y se consagró en muy poco tiempo: Sus trabajos en radio, teatro y televisión se alternaban con sus apariciones en la gran pantalla, en donde encarnó, entre otros personajes, a Canuto Cañete.
De padre libanés y madre croata, se hizo popular en los shows para niños entre las décadas del 60, 70 y 80, protagonizando ciclos como El show súper 9, El soldado de Balá o El circus show.
Uno de sus “gags” más característicos era la pregunta de “¿Qué gusto tiene la sal?”, a lo que los más pequeños contestaban “¡A salaaaaado!”, o su peculiar “chupetómetro”, con el que animaba a los niños a dejar el chupete.
Durante sus casi 100 años de vida, coleccionó reconocimientos de todo tipo, entre ellos el nombramiento como Personalidad Destacada de la Cultura de la ciudad de Buenos Aires en el año 2009. EFE
A los 97 años falleció el artista argentino que cautivó a varias generaciones de su país y también de Paraguay. Destacados humoristas nacionales lo recuerdan por su humor inocente.
Opiniones
“Influyó en todos, como persona”
“A todos nos ‘tocó’ de alguna manera la frase: ¿Qué gusto tiene la sal? En mi niñez movíamos la antena de la televisión que estaba arriba del techo, dábamos vuelta y vuelta hasta que podíamos sintonizar LT88, Canal 11, de Argentina, y veíamos el programa. Son vagos recuerdos de mi hermosa infancia. Tuvo la gracia, dicha y bendición de vivir tantos años. Influyó en todos, como persona, en niños y adultos. El niño en su inocencia le amaba y el grande no dejaba de ser niño”.
“Yo me sabía todas sus músicas”
“Yo le veía a Carlitos Balá con la señal que llegaba a Paraguay, de Formosa, por el Canal 11. Cualquier persona de esa generación recordará eso. Yo me sabía todas sus músicas, sus frases... Realmente era un humor, un estilo tan inocente para esa época. Contaba cuentos, cantaba música de animales, respetaba mucho la inocencia de los niños. Su peinado era un clásico, todos los padres nos recortaron el pelo como Balá en época de escuela. Era un clásico de la infancia”.
“Generó gran respeto”
“Ya de grande lo estudié, lo miré, como me gustaba el rubro de la televisión, me encantaban los grandes referentes, y más el humor blanco, el humor inocente, como el del Chavo del 8 que nos llegó más. Y Carlitos, eterno niño, generó gran respeto hasta los últimos tiempos, su arte, su forma de ser. Lo descubrí de grande pero me encantó”.