En sus reuniones con altos cargos del gobierno en Brasilia, Linda Thomas-Greenfield hará hincapié en la necesidad de cooperación entre los dos países en lugar de centrarse en las declaraciones de Lula.
El miércoles, la diplomática viajará a Salvador de Bahía, el corazón de la comunidad afrobrasileña, para poner de relieve la necesidad de construir una sociedad igualitaria en los dos países multiétnicos.
Cuando asumió la presidencia en enero, fue inevitable establecer paralelismos entre Lula y su homólogo estadounidense Joe Biden: ambos son políticos veteranos que derrotaron a populistas de derechas, que acusaron a las urnas electrónicas de sus respectivas derrotas y cuyos enfurecidos partidarios recurrieron a la violencia. Ambos han dado prioridad a la crisis climática.
El exsindicalista brasileño se reunió con Biden en la Casa Blanca en febrero pero el mes pasado saltó a las portadas de la prensa internacional durante un viaje a China al acusar a Estados Unidos, que ha enviado miles de millones de dólares en armas a Ucrania, de “alentar la guerra”.
Lula después aclaró que condena la invasión rusa, pero la Casa Blanca lo acusó de “difundir la propaganda rusa y china”, lo que le valió las alabanzas del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien recientemente visitó Brasilia.
Un funcionario estadounidense dijo que Thomas-Greenfield “consultaría” a Brasil sobre la guerra de Ucrania.
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“Nuestra postura es que un grupo de países en el mundo, entre ellos Brasil, puede desempeñar un papel positivo en el intento de poner fin a este conflicto”, dijo el funcionario que pidió el anonimato.
“Pero tenemos que asegurarnos de que la paz sea justa y duradera” que respeta los “principios de soberanía e integridad territorial”.
Estados Unidos también pide a Brasil que extradite al supuesto espía ruso Serguéi Cherkasov, que supuestamente se hizo pasar por un estudiante brasileño en Washington y recabó información sobre Ucrania.
Brasil ha votado en la Asamblea General de la ONU a favor de condenar la invasión rusa de Ucrania, a diferencia de otros países en desarrollo como India o Sudáfrica, que prefieren mantenerse neutrales.
Pero Brasil rechazó los llamamientos para imponer sanciones a Rusia o vender armas a Ucrania.
Actual miembro del Consejo de Seguridad, el papel de Brasil estará sometido a profundo escrutinio este año cuando reemplace a India como presidente del Grupo de las 20 mayores economías.
Aunque trabaja con Estados Unidos Lula nunca ha tenido problemas en diferenciarse y que su país asuma un rol diplomático más preponderante.
En sus últimos años al frente de la presidencia brasileña (2003-2010), desafió a Washington intentando buscar una solución negociada al programa nuclear iraní.
Un estudio divulgado el lunes sobre los “estados indecisos”, que pueden ayudar a cincelar el orden mundial cada vez más definido entre Estados Unidos y China, asegura que Brasil tiene “activos sustanciales” para influir.
Brasil es el mayor exportador de productos agrícolas del mundo, dispone de tecnología avanzada y cuenta con un cuerpo diplomático sofisticado, asegura el estudio de la Fundación German Marshall de Estados Unidos.
Brasil busca ir a lo seguro y “rechaza que su elección de socios deba ser mutuamente excluyente”, aunque en general respalda al “orden mundial basado en normas” que promueve Estados Unidos, asegura en el informe William McIlhenny, antiguo responsable político estadounidense.
“El país se ve a sí mismo como un hábil operador que protege sus intereses evitando tomar partido”, sentencia.