“Según estoy oyendo, Atenas no tiene ni para el mes de febrero”, afirma Alexandre Delaigue, profesor de economía en la escuela militar de Saint-Cyr, cerca de París.
Según él, las cosas podrían “acelerarse” tras la crispación observada el viernes en la conferencia de prensa ofrecida por el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y el ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis.
Los analistas están echando mano del calendario para contar cuánto tiempo tendrá dinero el gobierno griego, que por su lado no quiere entrar en esta lógica.
Atendiendo a las cifras, solo en 2015, Grecia debe devolver 9.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional, entre ellos 2.300 millones en febrero y marzo, según Thibault Mercier, economista del banco francés BNP Paribas.
Más deudas. Luego, deberá reembolsar 6.700 millones de euros en obligaciones al Banco Central Europeo en julio y agosto. Y por último, 15.000 millones de euros de títulos a corto plazo que están en las carteras de los bancos griegos.
Además, el nuevo gobierno de Alexis Tsipras está decidido a aplicar una política fiscal generosa.
Mercier estima en 13.500 millones de euros las promesas de campaña del partido de izquierda radical Syriza, incluyendo la contratación de funcionarios, las ayudas a los hogares más pobres, medidas sobre el precio de los transportes, la supresión de impuestos y la subida del salario mínimo, entre otras cosas.
Pero antes incluso de emprender todas estas reformas, las arcas del Estado estarían ya casi vacías.
Según el diario Kathimerini, quedan menos de 2.000 millones de euros, que se habrán agotado a fines de febrero, cuando expira el programa de rescate soberano del país.
Para colmo, mucha gente ha dejado de pagar impuestos durante la campaña electoral, con la esperanza de que haya una reducción de la carga tributaria.
A un mes de que expire el programa de rescate, el nuevo gobierno griego ha dicho que no quiere recibir los alrededor de 7.000 millones de euros restantes.
Y también ha anunciado que no trabajará con los delegados de la troika de acreedores (UE, BCE y FMI) que vigilan y validan los recortes y reformas exigidos a Grecia antes del pago de cada tramo de ayuda.
Varoufakis, en ese sentido, calificó el viernes la delegación de “antieuropea” y afirmó que “está construida sobre una base podrida”.
Los mercados reaccionaron negativamente, y el rendimiento del bono griego a diez años cerró el viernes por encima del 11%. afp