Los grupos conservacionistas llevan meses alertando sobre el precario estado de las 87 belugas, 11 orcas y cinco crías de morsa, después de que se frenara su venta a acuarios y delfinarios chinos a cambio de varios millones de dólares.
Los científicos aseguran que, debido al hacinamiento y las malas condiciones sanitarias, los animales recluidos están enfermos.
Según denuncia Zirianova, unas cien personas visitaron ayer la cárcel de ballenas, lo cual contraviene lo acordado respecto al proceso de preparación de las orcas y belugas para la vida en su medio natural.
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La liberación de los cetáceos debió comenzar en mayo pasado, pero todavía permanecen en cautiverio.
Vladímir Putin ordenó al Gobierno que encontrara una salida a la situación con el Centro de Adaptación de Mamíferos Marinos situada en una bahía cerca del puerto ruso de Najodka, bañado por el océano Pacífico.
Por su parte, los especialistas advierten de que la liberación de los cetáceos tiene un precio, que asciende a hasta 3 millones de rublos (unos USD 46.000) por cada animal, explicaron en el Instituto oceanográfico Vniro de Rusia.
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Esta suma incluye los costes del traslado individual de los animales en unos recipientes hechos a medida y el trabajo de un grupo de especialistas que ayudarán a las orcas y ballenas a adaptarse a la vida en la libertad.
A los empeños de los ecologistas se oponen los pescadores, que aseguran que capturaron a los mamíferos con base en cuotas asignadas y exigen una retribución a cambio de los animales, a los que consideran de su propiedad.