Según la denuncia, Arístides Britos Cano se convirtió en un hombre millonario de la noche a la mañana junto a una claque que maneja a discreción unos G. 37.000 millones (USD 5 millones) que recibe la Fundación Arandurã, gracias a un convenio con Unican, donde se desempeña como decano.
El caso se presentó ante la Fiscalía de Delitos Económicos, donde se espera la designación de investigadores en los primeros días de febrero. Lo denunció Fabio Rodríguez Andrades, su socio de la Asociación Rural del Paraguay (ARP).
De hecho, Britos se desempeña como presidente de la ARP Regional de Canindeyú, donde supuestamente también es cuestionado por hechos de corrupción.
Blanquea desvío
La Fundación Arandurã, que preside el mismo decano, estaría funcionando para “maquillar” los millonarios desembolsos que se realizan a la claque de Britos. Los G. 37.000 millones se estarían distribuyendo a discreción a su esposa, María Antonia Barreto, así como a los amigos, incluyendo magistrados y médicos.
En la planilla de pago se puede ver que la esposa cobra una millonaria suma en concepto de alquiler, en tanto que Adolfo Pache, rector de la Unican, médico jubilado y forense del Ministerio Público, también recibe dinero de la Fundación.
Según el convenio entre Unican y Arandurã, con el dinero se debe apoyar la educación y la accesibilidad a la universidad.
La Cámara de Diputados había solicitado en julio del 2023 informes sobre sobre los gastos y transferencias realizadas a la fundación, mientras que la Contraloría General de la República verifica las declaraciones juradas presentadas por el decano, ante las sospechas de que mintió en sus declaraciones juradas.
La redacción de Última Hora intentó comunicarse en reiteradas ocasiones con Britos para obtener su versión, pero no contestó a las llamadas realizadas a su teléfono con terminación 350.