Ello significa que se está registrando un notable aumento del coronavirus a nivel comunitario. El virus está circulando libremente en nuestro entorno social y cualquier persona con la que mantenemos contacto puede ser un portador, que puede afectarnos considerablemente.
A ello se debe sumar que, a más de 120 días desde el inicio de la cuarentena, en sus distintas fases, el precario sistema de salud pública sigue desprotegido ante un posible contagio masivo del Covid-19, debido a la ineficiencia gubernamental y a la escandalosa corrupción. A pesar de los millonarios fondos de emergencia otorgados para adquirir equipos e insumos médicos, principalmente camas de terapia intensiva y respiradores, ello no se ha podido hacer, ya que se ha detectado que los procesos iniciados para las principales compras desde China estaban viciados de irregularidades y podrían comprometer un grave intento de estafa contra el Estado.
Mientras tanto, la población ha debido someterse a innumerables sacrificios, obligada a permanecer en sus domicilios, con numerosas pérdidas económicas y de fuentes laborales, con el cierre o quiebra de múltiples comercios y empresas, con poblaciones enteras de localidades fronterizas que se encuentran en situación catastrófica. Las ayudas y los créditos estatales también han disminuido o no se brindan por una excesiva burocracia.
La ciudadanía ha aceptado someterse a esta situación con la confianza de que así se daría tiempo a crear una infraestructura médica estatal para enfrentar a la pandemia, pero hasta la fecha eso no ha sucedido. Por ello es comprensible la indignación popular cuando miembros de la Comisión Especial de Supervisión y Control (CESC) del Gobierno aseguran que “no hubo daño patrimonial” en los casos de corrupción detectados, con un evidente intento de blanqueo a los casos denunciados. Sí hubo daño, y mucho, pero para el pueblo, no para los amigos del poder que intentaron nuevamente enriquecerse ilegalmente a costa de la necesidad de muchos.
El positivo nivel de control de los contagios y fallecimientos de los primeros meses se está deteriorando aceleradamente en estas últimas semanas.
Un estudio del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, sostiene que los casos fatales en el país por Covid-19 podrían llegar a 271 para el 1 de octubre; en tanto que los confirmados alcanzarían los 7.235. Sin embargo, refiere que, si todos siguiéramos usando mascarillas en estas fases más abiertas, los casos fatales podrían reducirse a 120. Por todo ello, urge insistir en el uso de tapabocas, en mantener las distancias y los cuidados de higiene.
Todo indica que en esta etapa estamos librados a nuestra suerte por parte del Estado. Cuidarnos entre todos es la única manera de evitar más contagios.