17 oct. 2025

Cuando un amigo se va

Por Mario Romero Lévera
Socio ADEC.

Cuando un amigo se va es una canción que fue compuesta e interpretada por el compositor y cantautor argentino Alberto Cortez. Según el mismo autor, la canción fue escrita al morir su padre, quien había sido para él su mejor amigo.

Hace un par de semanas, en la Asociación de Empresarios Cristianos (ADEC), tuvimos la pérdida de un joven empresario que dejó una marca muy importante en la vida de muchos socios. Economista, especializado en finanzas, muy leído, deportista, prudente, correcto y, sobre todo, muy generoso con los que más necesitaban.

Alejandro Codas Laterza, conocido cariñosamente como Ale, siempre estuvo preocupado por la educación del país y su impacto en la economía, se esforzó por apoyar, a través de distintas acciones caritativas y educativas, a los jóvenes para que tengan un mejor futuro a través de la educación. Seguramente, no fueron miles de personas, pero sí, un número suficiente para crear otra “ola” de profesionales con su mismo espíritu y actitud.

Ale fue uno de los pocos empresarios jóvenes que conocí que llevaba una vida equilibrada y a la vez muy proactiva, sobre todo en plena pandemia del Covid-19. Era de un andar lento, pero de pensamiento rápido.

Los últimos días de Ale fueron difíciles, sobre todo muy duros para sus amigos, que hasta ahora les cuesta creer que ya no está físicamente. Ale, en los últimos días, dejó de hacer muchas cosas que le gustaban, como manejar, hacer deportes, ejecutar el piano, entre otras cosas. Pero no dejó de leer hasta el final. Consideraba que la lectura era algo clave para sobresalir en la vida, e incluso estuvo acompañando activamente el Club de Lectura de la ADEC.

Muchos pensamos que viviremos 100 años, y posponemos nuestras acciones con base en esa premisa. Pero lastimosamente eso no siempre es así o, mejor dicho, es muy raro que una persona llegue a esa edad, por lo que debemos pensar más en el presente y entender que finalmente lo que queda son las acciones buenas o malas que hemos hecho en esta vida. Nadie lleva absolutamente nada material consigo al morir. Ale vivía el presente, pero con una gran proyección al futuro y amplio sentido solidario.

Se fue un amigo, joven empresario, profesor universitario, pero por sobre todo se fue un gran profesional paraguayo muy comprometido con su país.

Finalmente, no queda otra mejor frase que la del mismo Alberto Cortez para recordar la partida física de Ale: “Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido, que no se puede apagar ni con las aguas de un río”.

¡Buen viaje, querido amigo!