19 abr. 2024

Crisis: Oportunidad de balance y equilibrio

Las crisis representan desafíos y oportunidades y en este escenario que nos plantea el Covid-19, existen condiciones para construir el balance y el equilibrio que la sociedad paraguaya requiere y anhela.

LOS DESAFÍOS:

La pandemia del Covid-19 nos enfrenta a los temores más sensibles de la sociedad: la salud y la economía en jaque. El virus se está propagando con gran rapidez. Ya no se trata de una cuestión regional, se trata de un desafío que exige respuestas internacionales coordinadas, serias y responsables.

La desaceleración de la economía mundial y la perturbación de las cadenas de suministro, la caída de los precios de las materias primas, la contracción del turismo, la alta aversión al riesgo por parte de los inversores y las difíciles condiciones financieras mundiales, están paralizando la actividad en muchos países y opacando drásticamente sus perspectivas económicas. La recuperación que habíamos previsto hace unos meses para nuestra región no ocurrirá, y cabe destacar la posibilidad de que 2020 sea un año de crecimiento negativo para varios países.

Si bien nuestra nación se ha visto golpeada por la pandemia, lo destacable y positivo es la actuación rápida y acertada del Gobierno Nacional en la unidad demostrada por los tres Poderes del Estado y en particular del Ministerio de Salud Pública, lanzando iniciativas para alcanzar objetivos en múltiples ámbitos. Además de reforzar la reacción de la política sanitaria, se están adoptando medidas de contención y cuarentenas, así como cierre de fronteras y de centros educativos y otras medidas de distanciamiento social. Estos puntos nos permitirán aplanar la curva de contagio.

En esta linea y en consecuencia colateral, estas mismas medidas de contención adoptadas -fundamentales para la prevención sanitaria- reducirán la actividad económica en prácticamente todos los sectores: los servicios, la manufactura, el turismo y hotelería, así como el transporte, serían sectores particularmente afectados durante el próximo trimestre por lo menos, previéndose un repunte una vez que la pandemia esté contenida, pero ese es un plazo que desconocemos.

Desde lo Estatal, con infraestructuras sanitarias deficientes, limitado margen de maniobra fiscal para ampliar los servicios de salud pública y respaldar a los sectores sociales y los hogares afectados, la administración pública paraguaya está frente a una presión significativa.

Es probable que el impacto económico de la pandemia varíe respecto de otros países, debido a las características de nuestra economía con sólidos fundamentos macroeconómicos, lo que permitirá al Estado acceder al mercado financiero internacional en plazos y condiciones razonables.

El aumento resultante de los costos de endeudamiento expondrá vulnerabilidades financieras, presupuestarias y sobre todo sobre la calidad y prioridad del gasto público.

DESARROLLAR Y EJECUTAR UNA POLÍTICA ECONÓMICA INCLUSIVA:

Nuestra prioridad debe ser garantizar el financiamiento de los gastos sanitarios inmediatos a fin de proteger la salud de la población, cuidar a los enfermos y frenar la propagación del virus. Considerando que nuestro sistema de atención de la salud enfrenta muchas limitaciones, es preciso que nos apoyemos en la comunidad internacional, coordinando tareas, financiamiento, protocolos y que ésta intervenga para ayudar a evitar una crisis humanitaria.

Dadas las extensas vinculaciones económicas transfronterizas, son claras las razones para actuar frente a la epidemia de manera coordinada como lo viene haciendo el Gobierno con el Mercosur, el cual se enfrenta al desafío de la integración económica, financiera y comercial en tiempos de cuarentena y caída de la economía global.

La cuarentena y el distanciamiento social son la receta adecuada para luchar contra el impacto del Covid-19 sobre la salud pública, pero para proteger nuestra economía se necesita exactamente lo contrario. El contacto constante y la coordinación estrecha son la mejor medicina para que el sufrimiento económico provocado por el virus tenga una duración relativamente corta.

Por otra parte, como sin salud económica no hay salud sanitaria, es crucial que se profundicen las recientes medidas adoptadas y focalizadas en el plano fiscal, monetario y de los mercados financieros a fin de mitigar el impacto económico del virus. Implementar las anunciadas transferencias monetarias, subsidios salariales y medidas de alivio tributario para ayudar a los hogares y empresas afectados a hacer frente a esta interrupción repentina y temporaria de la producción.

El Gobierno debe seguir con el camino de ampliación de planes de contingencia y estar listo para suministrar abundante liquidez a las instituciones financieras, sobre todo, préstamos a proveedores, a las pequeñas y medianas empresas, que pueden estar menos preparadas para resistir disrupciones prolongadas. Las intervenciones en los mercados de divisas para asegurar la estabilidad del tipo de cambio y las medidas de gestión de los flujos de capital serán útiles como complemento de las disposiciones en materia de tasas de interés y de política monetaria. En la medida que existe margen de maniobra para desplegarlo, un estímulo monetario y fiscal de base más amplia podría apuntalar la confianza y estimular la demanda agregada. Estas políticas serán aún más necesarias una vez que comience a normalizarse la operativa de las empresas.

OPORTUNIDAD DE BALANCE Y EQUILIBRIO

El mundo está cambiando bajo nuevos paradigmas aún por descubrir. Las crisis nos han marcado siempre un antes y un después. Tanto en nuestra composición social, nuestra forma de hacer negocios, de viajar, de interconectarnos y ahora inclusive nuestra forma de convivencia comunitaria. Diversos eventos marcaron puntos críticos en nuestra sociedad como la caída del muro de Berlín, el ataque terrorista a las Torres Gemelas, la crísis financiera del 2008. Por lo tanto pudiéramos definir crisis como una ruptura abrupta del sistema.

El impacto del virus en nuestro país ha dejado en relieve el modo en el cual estábamos llevando adelante las cosas, dejando en evidencia las falencias estructurales del Estado, del mercado y de la sociedad. Este evento representa también la oportunidad de reinvención, de evolución más que de revolución.

Para llevar a cabo este proceso es fundamental seguir con el cambio de actitud demostrado; en apertura de ideas de quienes piensan distinto, entendiendo que en el consenso de posiciones antagónicas se encuentra la construcción de una democracia. Que en definitiva apuntala el liderazgo de una desprestigiada clase política.

Las últimas decisiones políticas se fundamentaron bajo conceptos técnicos y científicos y se puede apreciar la capacidad y virtuosidad del Gobierno en adoptar las medidas más drásticas en plazos y condiciones, que fueron acatadas y respaldadas por toda la sociedad.

Llegaremos así a una evolución que nos permita superar el populismo, el prebendarismo y el aislamiento de movimientos políticos para cumplir fines corporativos. Ninguna de estas conductas finalmente permiten alcanzar los propósitos del bien común, el que se representa en bienes y servicios públicos de calidad; justicia, educación y salud, digna y disponible para todos.

El balance es superar estas practicas y el equilibrio es encontrar el camino adecuado, superar una crisis es superarse a uno mismo.

Rubén Ramírez Lezcano

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