08 feb. 2025

Confusión e incertidumbre electoral

La semana pasada tuve la oportunidad de conversar sobre las elecciones del 30 de abril con personas de diferentes sectores de nuestra sociedad y me ha impresionado el altísimo nivel de confusión e incertidumbre que tenía la mayoría de ellas sobre este importante acontecimiento nacional.

Evidentemente en estas elecciones están fallando las fuentes tradicionales que deben proveer información creíble en una sociedad libre y democrática como son la prensa independiente y las encuestas electorales.

Desde el inicio de la democracia moderna la relación entre la prensa y el poder siempre ha sido conflictiva, porque ambos tienen objetivos contrapuestos: El primero el de informar y denunciar mientras que el segundo el de ocultar y defenderse.

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En democracia todos dicen estar a favor de la libertad de prensa, que está garantizada en casi todas las constituciones del mundo y también en la de nuestro país.

Sin embargo, a pesar de que todos los políticos declaman que respetan la libertad de prensa, muchos de ellos hacen todo lo posible para manipularla y controlarla.

En las dictaduras el poder cerraba directamente los medios de comunicación y encarcelaba a los periodistas que eran críticos. El objetivo era silenciar a los opositores y tener una “prensa amiga” que ya no hacía periodismo, sino simplemente publicidad del gobierno.

En la Alemania nazi la propaganda y la información eran la misma cosa y el ministro de comunicación del régimen Joseph Goebbels, junto con Hitler, modelaron la manera de pensar del pueblo alemán.

En democracia, el cierre de medios de comunicación no es posible, pero muchos políticos hacen el esfuerzo por controlarla y domesticarla. Generalmente, la publicidad estatal ha sido el instrumento para premiar a los medios amigos o para castigar a los medios más críticos.

En nuestro país la situación de los medios de comunicación y de los periodistas puede ser abierta en un abanico de tonalidades, que van desde unos pocos que intentan hacer un periodismo independiente a una gran mayoría que abiertamente no hace periodismo, sino simplemente propaganda. Ya no son periodistas, sino militantes políticos.

Para empeorar nuestra situación tenemos las redes sociales que se encuentran inundadas de fake news que son multiplicadas por esa maraña de internautas a quienes el filósofo italiano Umberto Eco llamaba despectivamente “esa legión de idiotas que antes hablaban en el bar y que ahora pueden opinar al igual que un premio Nobel”.

Para ponerle la cereza a esta torta de confusión tenemos las encuestas electorales que han perdido toda credibilidad porque han dejado de ser un instrumento de información para la ciudadanía para “conocer las tendencias “y se ha convertido en un instrumento de propaganda para “generar una tendencia”.

El pobre ciudadano se encuentra ante esta proliferación de medios de comunicación que fungen de independientes, pero que están subordinados a sectores políticos, ante periodistas que hacen militancia política, ante las redes sociales que son manipuladas por los algoritmos y ante encuestas que son propaganda política.

En este escenario no debe sorprendernos que la ciudadanía se encuentre confundida y apática, no debe sorprendernos que no se vean banderas en las casas ni calcomanías en los autos.

Creo que después de realizadas estas elecciones, la clase política, los medios de comunicación y las empresas encuestadoras deben hacer un profundo análisis y autocrítica para cambiar de comportamiento.

La democracia en el mundo está en peligro hoy. No por riesgos de un golpe militar, sino por el riesgo de la aparición de líderes populistas que van a llegar al poder por medio de las urnas para “imponer” orden como lo hicieron Hitler, Chávez y Putin.

Ese gran riesgo está latente también en nuestro país.