“Con el diablo nunca hay que dialogar. Jesús nunca dialogó con el diablo, lo ahuyentó. (...) Tened cuidado. El diablo es un seductor”, dijo Francisco durante su catequesis dedicada a los vicios y las virtudes.
Y agregó: “Nunca dialoguen con él porque es más listo que todos nosotros. Y nos lo hará pagar. Cuando llegue la tentación, no dialoguéis nunca. Cierra la puerta, cierra la ventana, cierra tu corazón. Y así nos defendemos de esta seducción, porque el diablo es astuto e inteligente”.
“Con el diablo nunca se debe discutir. Es astuto e inteligente. Incluso utilizó citas bíblicas para tentar a Jesús. Es capaz de disfrazar el mal bajo una invisible máscara de bien. Por eso hay que estar siempre alerta, cerrando inmediatamente el más mínimo resquicio cuando intenta penetrar en nosotros”, agregó.
Advirtió de que “hay personas que han caído en adicciones que ya no pudieron superar, como las drogas, el alcoholismo y el juego, solo porque subestimaron un riesgo. Se creyeron fuertes en una batalla de nada, pero en lugar de eso acabaron siendo presa de un enemigo poderoso”.
“Cuando el mal arraiga en nosotros, entonces toma el nombre de vicio, y es una mala hierba difícil de erradicar. Sólo se consigue a costa de un duro trabajo”, añadió.
Además, Francisco pidió rezar para que terminen las guerras. “La guerra es un mal”, afirmó durante la audiencia general.
“Por favor no olvidemos rezar por todos los que sufren las terribles consecuencias de la violencia y la guerra, especialmente recemos por la martirizada Ucrania y por el pueblo de Israel y Palestina”, dijo el papa en un nuevo llamamiento. Y agregó: “La guerra es un mal. Recemos por el fin de las guerras”.
Como en todas las ocasiones públicas, el Papa aprovechó para pedir el fin de las guerras, también instó a luchar por la paz ante el “desierto de muerte” en Siria, Gaza y Ucrania. En el mensaje de Navidad de este lunes antes de la bendición ‘urbi et orbi’, el pontífice aseguró que “la gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo!”.